Versículos…
¿controversiales? 9° parte
Escrito autóctono
Continuación…
“La Biblia plantea que Pablo demandaba obediencia al
punto de la separación” 2° Tes. 3: 14 y
15
2°
Tes. 3: 14-15 “Si
alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y
no os juntéis con él, para que se avergüence. 15 Mas no lo tengáis por
enemigo, sino amonestadle como a hermano.”
Nuevamente
es oportuno enfatizar la seriedad y firmeza con la que Pablo habla entendido de
su misión en el Señor. Él no se atribuye aquí un mandamiento como personal sino
que habla de parte del Señor (Versículo 6 y 12). Al fin y al cabo él no está
plantando iglesias en su nombre ni para que se llamen apostólicas o paulinas.
Él está por los intereses del Señor únicamente. Es necesario dejar las cosas en
claro al punto de que si alguien no procede a ordenarse -y se refiere
concretamente a dejar de ser vagabundo y aprovecharse de los hermanos-, no debe
obstaculizar el propósito de Dios. Así deben entenderlo los hermanos y tomar
acción inmediata sin que ello signifique cortar relación con el tal pues
continúa siendo parte de la iglesia. Por ello, los hermanos deben separarlo de
la comunión normal con la congregación por el tiempo que sea necesario de modo
que se avergüence de su desobediencia, busque trabajo y se encause hacia la voluntad
de Dios. Se requiere responsabilidad y orden en cada uno de los miembros del
cuerpo del Señor como debe ser para ejemplo a todos y mucho más a los no
creyentes. No debemos pasar por alto el versículo 15 que expresa claramente cuál es el paso a seguir en este caso específico. Con todo, Pablo no está dejando la puerta abierta ni autorizando bajo ninguna circunstancia separar de la comunión con los hermanos a nadie por el simple hecho de hacerlo como sucede hoy en muchos lugares. Mucho menos ignorarle.
“La Biblia plantea que Pablo daba órdenes” 1° Cor. 7: 17; 16: 1; 2° Tes. 3: 6, 10
1°
Cor. 7: 17 “Pero cada
uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto
ordeno en todas las iglesias.”
16: 1 “En cuanto a la ofrenda para
los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las
iglesias de Galacia.”
2°
Tes. 3: 6, 10 “Pero os
ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os
apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que
recibisteis de nosotros.” “10 Porque también cuando estábamos con vosotros, os
ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.”
El
término griego a “ordené, ordenamos u ordenábamos” en estos pasajes, ha de
interpretarse como “dar instrucciones” lo cual nos aclara el concepto de modo
que no tiene nada que ver con mandatos o disposiciones a manera de General o
Señor, sino como recomendaciones para un objetivo común. Ordenar, no se refiere
aquí a un asunto de dar órdenes, sino de poner
las cosas en su lugar para que funcionen justamente. Esto evidencia que
Pablo no estaba definiendo asuntos de un plan personal o construyendo sus
propios intereses sino de lo que se le había confiado como enviado (apóstol)
para enseñar y así establecer el propósito de Dios. De nuevo lo que concierne a
implantar la rectitud de cómo Dios desea que se hagan las cosas en su casa, no
hay otro camino que el de aplicar toda la consistencia y rigurosidad que
amerita.
Entonces
nada tiene que ver con asuntos, estrategias, “visiones” o poderíos que los
hombres se atribuyen erróneamente en la casa de Dios. No se faculta a
nadie a tal proceder.
“La Biblia plantea que Pablo mandaba (como quien dicta resoluciones)
-mando, jefatura-“ 1° Cor. 7: 12; 1° Tes. 4: 11; 2° Tes. 3: 4, 12; Tito: 1: 5
1°
Cor. 7: 12 “Y a los
demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea
creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.
1°
Tes. 4: 11 “y que
procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con
vuestras manos de la manera que os hemos mandado,”
2° Tes. 3: 4, 12 “Y tenemos confianza respecto a vosotros en el
Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado.” “12 A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor
Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan”.
Tito:
1: 5 “Por esta causa te
dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en
cada ciudad, así como yo te mandé;”
Todos
y cada uno de los pasajes que se muestran, dan fe de una sola cosa, de nuevo Pablo
no manda a título personal sino en nombre del Señor. (1° Cor. 7: 10, 17; 2°
Cor. 5: 20). Esto ya hace la diferencia. Como el punto anterior, él es el
portavoz y no el generador de dichos mandatos. Su función como enviado
(apóstol) es la de un embajador que comunica las directrices dadas por su
Señor. Así cuando dice “digo yo, no el
Señor” expresa una opinión propia de algo que mira humanamente como la mejor
decisión más no lo establece como un mandato del cual haya recibido una
directriz específica de parte del Señor.
Para
comprender las expresiones usadas por Pablo, es clave sopesarlas en su llamado
apostólico. Es decir, nada hay de su propia intención cual si fuere su movimiento
particular. Todo lo hace en función de su Señor. Esa es la diferencia de ser un
apóstol a ser un caudillo.
Continuará…