domingo, 23 de enero de 2022

Las “tres partes” del hombre 18° Parte

Las “tres partes” del hombre  18° Parte

Continuación…

Según Mateo 6: 19 al 21(como ya vimos) hay un lugar en el cielo en que podemos hacer nuestros tesoros, y recalca que allí estará nuestro corazón. Note ahora lo que dice también Mateo en el Capítulo 12 verso 35.  Expresa al corazón como el sitio. No es contradicción. No habla del corazón el músculo cardíaco sino del corazón espiritual. Es prueba más de que los lugares celestiales no están lejos, sino que han sido abiertos en nuestro corazón y que el espíritu recibe toda la riqueza espiritual que depositamos en él por medio del corazón.

Entonces Dios utiliza a nuestro espíritu como el receptor de su voz y de todas las bendiciones espirituales para que este así mismo nos las transmita a nosotros en la forma en que nos acercamos ahora a nuestro espíritu a conocerlas y a disfrutarlas para cultivarlas y hacer a nuestro espíritu tener un valor  mayor para nuestra vivencia y acción en este mundo.

La vida de oración, la adoración, el ejercicio de los dones, la lectura y el profundizar en la Palabra, el relacionarnos con los hermanos en la fe, el bien hacer, etc… todo eso nos enriquece cada vez más.

Lo mismo se ve en Cristo en su vida terrenal.

Vemos cada una de las manifestaciones del Espíritu de Dios en él como lo decía ya la Palabra y era toda una realidad en su persona. La biblia lo expresa como si fuesen diferentes espíritus al igual que en apocalipsis, pero sabemos que no hay siete Espíritus de Dios por allí actuando de forma individual sino siete diferentes manifestaciones del mismo Espíritu de Dios que es uno.

Así que Dios no llena nuestra vida de buenos espíritus de toda clase; no lo necesita, porque en Cristo el Señor está reunida y contenida toda la riqueza celestial que ocupamos (Colosenses 2: 2 y 3) y la plenitud de la Deidad (verso 9).

Debemos entonces cultivar en nosotros todas y cada una de dichas riquezas y manifestaciones del Santo Espíritu de Dios (Efesios 3: 16-19) por medio de nuestro espíritu. Todo eso nos hará creyentes de alto calibre; testigos fieles.

Continuará…