domingo, 8 de octubre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 54° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 54° Parte

Continuación…

¿Y los que vivimos después de la cruz? Cada uno lleva su propio pecado. Ahora usted y yo ya no cargamos el pecado de Adán sino nuestro propio pecado. Lo grandioso de la cruz es que pagó por aquel pecado pero también por los nuestros. Así que si usted carga con sus pecados es porque quiere, porque Cristo ya los cargó en él y los pagó. Y cargar el pecado lleva ineludiblemente a la muerte. Si confía en Cristo, es decir si opera en la fe de su sangre preciosa, usted es libre de sus pecados y por lo tanto salvo por esa obra. Al morir no se perderá.

Lo que debemos hacer es creer y confiar en ello, aceptar su mensaje de redención, creer que su sangre nos justifica limpiándonos de nuestros pecados y recibir su perdón; y por cierto, habiéndonos arrepentido de nuestro mal, decidimos no continuar pecando. Entonces dice la Palabra que Dios envía a nuestros corazones su Santo Espíritu que nos capacita para vivir una vida sin necesidad de pecar.

Así es como Dios arregla nuestra situación... nos da una nueva vida para vivir, una nueva mente para pensar, una nueva familia para disfrutar, un nuevo camino para transitar.

Nos promete después de esta vida un nuevo cuerpo que ya no puede pecar nunca más y que será semejante al de Él.

En el presente si pecamos ya que continuamos viviendo en este cuerpo acostumbrado a pecar, podemos regresar arrepentidos a Él, confesarle nuestros pecados y Él nos limpia de toda maldad (1° Juan 1: 9). Ahora ya no somos esclavos del pecado, ahora por su poder lo vencemos.

 

Veredicto: Ya el pecado original no me afecta en lo absoluto desde la cruz de Cristo. Ahora, al igual que aquel pecado, el mío es tratado por la sangre preciosa del Señor y puedo ser limpio. ¡Aleluya!

 

25- Pecado pequeño, pecado grande?

¿Existe de verdad tal cosa? La biblia no lo dice de la forma en que lo entendemos como si para un pecado pequeño hubiese un pago menor y para uno grande uno mayor. O peor, como si algunos pecados por su tamaño sí merecen muerte pero otros por inofensivos -pensamos- pasan. Al final esa es diríamos la preocupación de quienes creen eso.

Continuará…