domingo, 1 de octubre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 53° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 53° Parte

Continuación…

 

Mientras esté aquí en mi casa, seguiré viendo a lo lejos como siguen por allí esos seres, insistiendo en venir. En Cristo mantengo el derecho de mi libertad y ningún espíritu maligno me puede esclavizar nunca más. Se quedarán allí porque mi disfrute con mi Señor y su Santo Espíritu es mayor. Ahora me han dado autoridad para que en su Nombre pueda ir a mostrarles a otros la libertad genuina por medio de aquel mismo mensaje que también una vez escuché y abrió mis ojos.

Cristo el Señor nos explicó precísamente con un ejemplo igual de una casa, como son las cosas. (Lucas 11: 21-26

 

Veredicto: Espero que este ejemplo de mi autoría basado en lo que he aprendido en la Palabra por supuesto, le haga comprender la verdad de cómo funcionan ahora las cosas respecto a quién es usted en Cristo y el rol que los demonios tienen. Ellos no lo pueden poseer de nuevo salvo que usted se los permita, haciendo que su situación pudiera llegar a ser peor que lo que fuera alguna vez.

 

24- El pecado original

Se le conoce a aquel que no lo cometí yo sino el que cometió Adán desobedeciendo al Señor y que provocó que el pecado entrara al mundo y por consiguiente a todos nosotros.

¿Pero es así? Le digo que Sí pero también le digo que no.

Sí, porque efectivamente dicho pecado del primer hombre afectó a toda su descendencia incluyéndonos por supuesto.

No, porque la cruz detuvo dicha maldición.

Según la Palabra el pecado entró al mundo por Adán, pero por otro que no pecó (Cristo) entró la justicia y redención, es decir la solución a ese mal que se produjo con la acción del primer ser humano.

¿Entonces estamos libres del pecado de Adán? Sí. El plan de Dios era que no cargáramos el pecado de otro y que eso no nos llevara a la perdición. Ese problema quedó sin efecto en la obra de Cristo en la cruz del Calvario. Quienes murieron antes de la cruz, cubrieron aquel pecado más los suyos por la fe que representaba la sangre derramada en los sacrificios, más su redención total se realizó con la sangre perfecta de Cristo en la cruz. En alguna forma al morir ellos eran salvos por la fe pero quedaban sujetos a una especie de cautividad que no les permitía ingresar al cielo así. Llegaban a un sitio llamado el Seno de Abraham. Pero Cristo fue a liberarles cuando murió. (Efesios 4: 8-10)

Continuará…