sábado, 3 de mayo de 2014

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 2° Parte

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 
2° Parte
Escrito autóctono


Ya en la iglesia, según hemos visto con claridad, el recurso total traído o aportado por los hermanos, se distribuía equitativamente entre los mismos hermanos dando prioridad a los necesitados (viudas, huérfanos, pobres y extranjeros).

Ahora, ellos definieron un porcentaje (que no está registrado numeralmente en el NT para la iglesia) para dedicarlo a sostener a los que trabajaban arduamente -y resalto “arduamente”- en la obra de Dios. Estas eran personas bien reconocidas por todos y con las características bien definidas que si aparecen detalladas en las cartas apostólicas en:
a- Función: 1° Pedro 5: 1-4
b- Comportamiento: Mat. 23: 5-11; Filip. 2: 3
c- Posición: Mat. 20: 25-28; Mar. 10:42-45
d- Carácter: 1° Cor. 4: 2; 1° Tim. 3: 2-13; 5: 17-20; 2° Tim. 2: 15; Tito 1: 6-9, 13; 1° Pedro 5: 3

Aunque no lo dice la Biblia, si es que ellos decidieran tomar el modelo que ya conocían tal como Dios lo había constituido para los israelitas, como una forma de organizarse a la hora de distribuir ese recurso, pensemos entonces que del total, pudieron haber extraído un 10% para sostener a los obreros. La verdad, no me lo saco “de la manga”, más adelante les aclararé. Eso sí, definitivamente nunca impusieron a la iglesia diezmar ni hay un solo pasaje que lo demuestre a pesar de todo cuanto se ha dicho o hecho tradicionalmente desde el siglo VIII* hasta nuestros días, como sí era una costumbre judía. Más bien, el Espíritu les enseñó a regirse por el amor antes que por una imposición legal, o lo que podríamos bien llamar “la ley del amor” y por qué no decirlo, la mejor conocida como regla de oro (Mateo 7:12), tratando a los demás de la misma manera que a uno le gustaría ser tratado, lo que dio lugar a eliminar de sus corazones el egoísmo y considerar que sus recursos estaban disponibles para lo que requiriera el reino. Lo importante aquí es que sabían que todo sería repartido de manera equitativa para que no hubiese necesidad entre ellos como confirma la forma en que ofrendaban y daban generosamente en todas partes según relata el NT.

Si es que decidieron salvar el 10, 15,  20 o 30% de todo el recurso recibido para sostener a los obreros, esto no niega lo que si es claro: otorgaron cierta cantidad para dedicarla a ese fin (1° Cor. 9: 14; 1° Tim. 5: 18). Pero también es claro que siempre la mayor cantidad la dedicaban a viudas, huérfanos, pobres -necesitados- y extranjeros. Entonces solo una pequeña parte porcentualmente hablando pero lo suficientemente grande por la enorme cantidad de recurso que traían,  lo dedicaban para sostener dignamente a los obreros y sus familias, aunque muchos de ellos preferían trabajar y servir paralelamente en las obra del Señor con la idea de que no se gravara a la iglesia y más bien hubiese más para los necesitados. ¡Qué actitud y corazón más hermosos!

No tengo la menor duda que Dios les prosperaba muchísimo como es el caso del mismo Pablo quien, si consideramos la titánica labor que hizo en la extensión del evangelio, podría haber hecho uso de su derecho como apóstol, pero aún así fabricaba tiendas para su sostenimiento y el de los que le acompañaban. Solamente recibía algunas ofrendas de sostenimiento de las iglesias en Filipos (Filipenses 4: 15-16), y se sabe que ellos le obligaban a recibirlas. ¿Se ha puesto a pensar de dónde salieron estos derechos de apóstol a los que Pablo se refiere (1° Cor. 9:1-15)? Por supuesto que de un tiempo de consenso en la iglesia de Hechos de cómo debían tratar el asunto de aquellos que estaban dedicados arduamente a servirle al Señor, aunque no se registre un pasaje que los muestre tomando esas decisiones.

No debemos equivocarnos en pensar que aunque se recibía mucho recurso, entonces lo despilfarraban. De ninguna manera. Muy al contrario, lo cuidaban muchísimo. Si miramos 1° Tim. 5: 14 y 16, nos damos cuenta que aunque las viudas eran prioridad UNO en el sostenimiento de la iglesia, se les recomienda a las más jóvenes que mejor se casaran y a los hermanos que tuviesen viudas que las mantuvieran para no gravar innecesariamente a la iglesia. ¡Qué maravilla de sencillez y coordinación en el Espíritu tenían!


Continuará…