Ya que Dios no
nos hizo Robots... (4° Parte)
Escrito Autóctono
Continuación…
Tenía
necesariamente que ser sometida a prueba nuestra fidelidad, amor y decisión de
estar con Dios para comprobarnos a nosotros mismos si realmente nos mantendríamos
voluntariamente con Él a pesar de cualquier presión ajena y extraña que podría
venirnos.
Y
apareció en escena el engañador (el diablo) que entiéndase: no podía, ni puede
todavía hoy obligarnos a pecar como tampoco Dios nos obligó ni nos obliga
todavía hoy a ser buenos y santos. Esa es su Justicia haciendo valer aquella
primera ley natural que se generó.
Y el
diablo que es el más calificado tentador por méritos propios, se dio a la tarea
de hacer lo que mejor sabía con nosotros. Ya lo había hecho con los ángeles en
un momento previo en la eternidad y convenció a la tercera parte de ellos a oponerse
a Dios.
La
verdad y con todo y eso, no la tenía nada fácil. Interesantemente no hubiésemos
tomado el mal camino así porque así. Lo único que le funcionó fue mentirnos y
engañarnos para lograr su cometido. Convencernos sigilosamente de que había
algo que Dios nos estaba ocultando para que pudiéramos ser todavía más plenos y
capaces, al nivel de Dios según su engaño.
Y de
nuevo, a estas alturas es válida la pregunta: pero ¿por qué Dios no lo despachó
del huerto sino que lo dejó allí para que nos arruinara?
Resultado
de su Justicia que no le permitía no exponernos porque nos hizo seres capaces,
no máquinas inviolables que respondieran solo a lo que Él quería. Teníamos que
ser tentados sin que Él interviniera y en ese apartado vencer o ser vencidos.
Dios
que podría haber evitado que el enemigo nos tentara, no lo hace por la libertad
con que nos hizo. Él es Santo, no nos podía inducir al mal, más deja el trabajo
y camino libre a quien si lo podía hacer: el diablo.
Y
conocemos la historia: la mujer creyó su mentira y cayó y por causa de ella
también el hombre. Fuimos vencidos.
Continuará…