domingo, 4 de noviembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (3° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (3° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Lo pienso como padre que soy, que en mi amor por mis hijos de ninguna manera los pondría en peligro, pero ellos han de conocer su medio y algunas veces tropezarán y se golpearán y aunque no quiero que se lastimen, han de aprender por ellos mismos la precaución porque deben aplicarla siempre en sus vidas. Evidentemente es una experimentación con supervisión hasta donde podemos como padres, pero eso no evitará que tarde o temprano resulten con raspones y heridas como parte de su propio descubrir su entorno y no estuvimos allí para evitarlo o nos desvivimos en ello para que en definitiva no se hicieran daño. Mi comprender como adulto del peligro más avanzado que el de ellos, no me llevaría ni de broma a poner un arma cargada en sus manos. Sería un completo irresponsable. Pero algún día, estando más grandes, verán un arma en otras circunstancias y yo no estaré, ¿qué harán? Ya debería haberles puesto al tanto del peligro y enseñado correctamente pero ellos decidirán si toman ese instrumento de muerte arriesgándose a un accidente serio de dañar o hasta matar a alguien o a sí mismos. La enseñanza debería ser tan fuerte en ellos que los aleje del peligro a ni siquiera tocar un revolver.

Lo hablo en estos términos para que comprendamos la dinámica de nuestra libertad, no porque tenga o use armas de ninguna especie aclaro.

A Dios gracias existe información que les puedo mostrar bajo supervisión que no me hace necesario tener un arma y ponerla en sus manos. Eso sería tentarles y actuar estúpidamente.

Es exactamente lo que hizo Dios con nosotros. De nuevo, Él no nos tentó porque no es parte de su naturaleza.  Más sí sabía que debíamos ser tentados y para ello ya había quien podía hacerlo.

Ahora bien, ya que nuestra decisión propia al principio fue quedarnos con Dios, nuestra voluntad estaba definida. En otras palabras, fuimos inteligentes. Es algo que generalmente pasamos por alto acostumbrados a leer la historia de la creación sin ponernos a pensar en los detalles.

Más Dios en su Soberanía y amor comprendía que eso no era suficiente ni para su propósito eterno ni para nosotros. Necesitábamos caer (aunque parezca contradictor) en cumplimiento de su diseño perfecto para con nosotros que se manifestaría varios milenios en el futuro y al caer ya había provisto solución para nosotros que era un Redentor, pero nosotros no lo sabíamos ni tampoco el tentador.

Y aquí viene algo que también pasamos inadvertido generalmente: su objetivo al hacer toda esta creación que ahora nos incluía y en la cual parecíamos protagonistas, no éramos nosotros…,¡es Cristo!

Continuará…