Ya que Dios no
nos hizo Robots... (3° Parte)
Escrito Autóctono
Continuación…
Lo
pienso como padre que soy, que en mi amor por mis hijos de ninguna manera los
pondría en peligro, pero ellos han de conocer su medio y algunas veces
tropezarán y se golpearán y aunque no quiero que se lastimen, han de aprender
por ellos mismos la precaución porque deben aplicarla siempre en sus vidas. Evidentemente
es una experimentación con supervisión hasta donde podemos como padres, pero
eso no evitará que tarde o temprano resulten con raspones y heridas como parte
de su propio descubrir su entorno y no estuvimos allí para evitarlo o nos
desvivimos en ello para que en definitiva no se hicieran daño. Mi comprender
como adulto del peligro más avanzado que el de ellos, no me llevaría ni de
broma a poner un arma cargada en sus manos. Sería un completo irresponsable.
Pero algún día, estando más grandes, verán un arma en otras circunstancias y yo
no estaré, ¿qué harán? Ya debería haberles puesto al tanto del peligro y
enseñado correctamente pero ellos decidirán si toman ese instrumento de muerte
arriesgándose a un accidente serio de dañar o hasta matar a alguien o a sí
mismos. La enseñanza debería ser tan fuerte en ellos que los aleje del peligro a
ni siquiera tocar un revolver.
Lo
hablo en estos términos para que comprendamos la dinámica de nuestra libertad,
no porque tenga o use armas de ninguna especie aclaro.
A
Dios gracias existe información que les puedo mostrar bajo supervisión que no
me hace necesario tener un arma y ponerla en sus manos. Eso sería tentarles y
actuar estúpidamente.
Es
exactamente lo que hizo Dios con nosotros. De nuevo, Él no nos tentó porque no
es parte de su naturaleza. Más sí sabía
que debíamos ser tentados y para ello ya había quien podía hacerlo.
Ahora
bien, ya que nuestra decisión propia al principio fue quedarnos con Dios, nuestra
voluntad estaba definida. En otras palabras, fuimos inteligentes. Es algo que
generalmente pasamos por alto acostumbrados a leer la historia de la creación
sin ponernos a pensar en los detalles.
Más
Dios en su Soberanía y amor comprendía que eso no era suficiente ni para su
propósito eterno ni para nosotros. Necesitábamos caer (aunque parezca
contradictor) en cumplimiento de su diseño perfecto para con nosotros que se
manifestaría varios milenios en el futuro y al caer ya había provisto solución para
nosotros que era un Redentor, pero nosotros no lo sabíamos ni tampoco el
tentador.
Y
aquí viene algo que también pasamos inadvertido generalmente: su objetivo al
hacer toda esta creación que ahora nos incluía y en la cual parecíamos
protagonistas, no éramos nosotros…,¡es Cristo!
Continuará…