domingo, 14 de marzo de 2021

La Radicalidad (2° parte)

La Radicalidad (2° parte)

Continuación…

Los gentiles, quienes nunca habían conocido del Señor, son continuamente asediados por los judíos respecto a esas prácticas y Pablo se ve enfrentando esas malas influencias sobre ellos en el transcurso de su ministerio. De manera que llegan a haber hasta espías y falsos hermanos en el mismo seno de la iglesia que están siendo una constante molestia a su desarrollo normal. Pablo sabe que eso continuará y habla con los ancianos alertándoles de que inclusive se levantarían lobos rapaces entre ellos (Hechos 20:17en adelante).

Un panorama poco alentador si se quiere en que aparecerán falsos profetas, falsos apóstoles, falsos líderes, con enseñanzas tergiversadas que procuran robar para sí y tras sí a los creyentes. Y muchos hacen su malévolo trabajo de engaño.

Cerca del año cien de nuestra era se ve al último de los apóstoles que designó el mismo Cristo (Juan -el amado-), aquel al que el mismo Señor le encomendó el cuido de su madre desde la cruz, teniendo problemas con líderes de estos que ya han tomado control insano de algunos grupos como es el caso de Diótrefes (3°Juan 1: 9).

Aunque la iglesia crecía, se multiplicaba y se fortalecía en todas las regiones, su lucha nunca cesó respecto a este tipo de situaciones.

Pero todo esto que no dejó de ser molestia y parecía negativo, tuvo el propósito de Dios de concentrar alrededor de Cristo a aquellos que fuesen fieles y genuinos, cosa que no se puede producir fuera del conocimiento verdadero del Señor, es decir, dejar en claro que la plasticidad no forma parte de la Vida de Dios y no puede. Hay solo un cristianismo real, verdadero, y todo lo que intenta parecérsele jamás se convertirá en legítimo.

Ya en el año trescientos, la iglesia se encontraba diseminada por todo el imperio romano habiendo resistido tiempos muy duros de persecución y maltrato, pero fortalecida. El imperio, que más bien se encontraba en decadencia para ese entonces, no había logrado extirparla. Entonces aparece Constantino quien ve una oportunidad de fortalecerlo intentando realizar una alianza con ella. Claro que para entonces, existen muchos líderes cristianos (obispos) que habían amasado alguna reputación entre los creyentes y contaban con grupos importantes alrededor suyo y “bajo” su guía, a los que Constantino convoca para contarles su cuento. Pero su real intención era darles amparo para lograr manipularlos y se produce el primer concilio religioso organizado por Roma para dirimir asuntos teológicos (concilio de Nicea del año 325), permitió libertad religiosa en el imperio lo que dio lugar años después a la unión oficial del Estado con la iglesia bajo los emperadores de Oriente y Occidente  Teodosio y Valentiniano en  el 380. Aquí nace la iglesia Católica.

Continuará…