La deserción cristiana (2° parte)
Escrito
autóctono
Continuación…
Se está haciendo común encontrarse con cristianos que
al consultárseles sobre su permanencia en la iglesia tradicional cristiana,
muchos declaran no asistir ya.
Doloroso sin duda para muchos esta verdad y
preocupante, pues se trata de personas que se dedicaban al servicio del Señor y
muchos que fueron hasta líderes reconocidos, hoy por hoy no se encuentran ya
dentro de las organizaciones que les cobijaron ni tampoco se ubicaron en alguna
otra que les recibiera.
Se han convertido en cristianos que “no se congregan”
de la forma habitual y por cierto, muchos no se congregan de ninguna forma.
Sin embargo no se devolvieron a ninguna práctica
religiosa anterior, ni mucho menos se fueron al mundo como algunos estaban
seguros que pasaría. Sencillamente se desamoraron de los ambientes cristianos
que en no pocos casos se volvieron pesados y desgastantes.
Salieron por cuenta propia, nadie los llevó a ninguna
doctrina engañosa ni cerraron para siempre sus biblias. No.
En pocas palabras dejaron de ir a la iglesia pero conservan
su cristianismo.
Curiosamente algunos -y digo curioso pues llama la
atención- mantienen contacto con buenos amigos que hicieron en sus épocas de
iglesia evangélica y de vez en cuando se reúnen a compartir, comen algo y oran
juntos. Interesante.
En mi caso siempre me pasa que al encontrarme a
algunos, aunque no se los consulto, me comparten sus razones de haber dejado
las iglesias, razones que afloran así no más, como si les hubiese puesto el lazo de la
verdad de la mujer maravilla (risas).
Bien, no me es extraño. Soy uno de esos que también
abandonó al sistema iglesia cristiana evangélica tradicional. Pero ojo,
al sistema, no a las personas.
Continuará…