lunes, 21 de abril de 2014

El corazón de Dios sobre el uso de los recursos en su casa (4° Parte) y última

El corazón de Dios sobre el uso de los recursos en su casa (4° Parte) y última
Escrito autóctono

Continuación…

Le recomiendo no solo ver el comentario que hago a la par de cada uno de los pasajes anotados sino ir a su Biblia, leerlo y corroborarlo para que se convenza y cambie su manera de pensar.


2° Cor. 8 (continúa hablando de donativos y ofrendas para los hermanos necesitados)
2° Cor. 9: 1 - 15 (lea el interesante contexto de los textos con que tanto insisten algunos líderes tradicionales para pedir ofrendas para cualquier cosa menos para lo que dice la Palabra)

Gálatas 2: 10 El ministerio de Pablo  “acordarse de los pobres”
Gálatas 6: 10 Mayormente a los de la familia de la fe.

Ef. 4: 28 Trabajar para compartir

1° Tim. 5: 8 El que no provee para su casa ha negado la fe
1° Tim. 5: 3, 9, 10, 16  La iglesia primitiva cuidaba de las viudas desvalidas

Tito 3: 14  (ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad para no estar sin fruto)

Santiago 1: 27 (la verdadera religión)
Santiago 2: 14 – 16 (no ver por los hermanos en necesidad material es tener una fe muerta)

1° Juan 3: 16 – 17 (poner la vida por los hermanos en amor, compartir los bienes con los necesitados)


En vista de un argumento tan sólido en toda la Escritura -muchísimo más presente que el diezmo valga mencionar- destaca la línea clarísima de la voluntad de Dios sobre la finalidad de los recursos en su Reino. Creo que no estaría demás arrepentirnos, replantear nuestras inversiones económicas de una vez y por todas y rectificar nuestras acciones, porque ¿Cómo habremos cambiado la dirección de los recursos en mil y una formas diferentes a lo que Dios estableció contundentemente para que se usaran?

Lo que vemos hoy en las dizque iglesias cristianas (y no me refiero a alguna en particular sino a todas las que dicen fundamentarse en la Palabra de Dios), ni siquiera se le acercan a la doctrina vivida por Israel, practicada por el Señor, enseñada por los apóstoles y vivida por los hermanos del primer siglo según relatan las Sagradas Escrituras, aquella que es y debiera seguir siendo la forma de iglesia que deberíamos vivir. Por eso creo firmemente que no hay excusa delante de Dios. Cada uno de nosotros deberá responderle al Señor lo que hicimos con los recursos que Él nos otorgó, y no nos preguntará si obedecimos a las prácticas de una denominación cualquiera sea, sino que pesará nuestros actos conforme lo que nos enseñó en su Palabra. Es por lo que le motivo, no delante de ningún hombre sino delante de Dios, a que comience a depositar sus recursos en la Casa del Señor la cual no es ningún edificio material ni tampoco ningún líder que se los pida, porque la Casa del Señor según el Nuevo Testamento es usted mismo de manera individual, pero también las personas (sus hermanos en la fe) de forma corporativa, aquellos que mira o pueden estar teniendo necesidades indecibles y nadie mueve un dedo por su causa.

Lo que le he mostrado y lo que le diré a continuación, le podrá sonar muy radical pero es la verdad: Quizá ha diezmado y ofrendado toda su vida a uno u otro lugar al que ha asistido y que llama “iglesia”, pero le puedo asegurar que de manera práctica nunca o casi nunca, ha depositado un centavo a la Casa del Señor.

Y eso no es todo, veremos algo esencial en la Palabra de Dios en nuestro siguiente tema.


PRÓXIMA PUBLICACIÓN: ¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento?