Lo más leído (Top 20 de Publicaciones) PUBLICACIÓN
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Seguimos compartiendo esta
serie sobre las publicaciones más leídas de nuestro blog. Sin duda querrá leer
los temas completos para una mejor comprensión. Le instamos a hacerlo y para
ello le facilitamos en cada título su fecha de publicación para que pueda
ubicarla en nuestro archivero. Le
bendecimos y oramos al Señor porque cada publicación le ayude a cimentar su fe.
Publicación 2
El
espíritu de Diótrefes
Ubíquelo en la fecha 9-3-2014
Escrito Autóctono
“Yo he escrito a la
iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no
nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace
parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas
cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe,
y los expulsa de la iglesia”. 3° Juan 1: 9-10
Son muchas las cosas que nos enseña la Palabra de Dios para que sepamos reconocer
todo cuanto pudiese no andar bien respecto a quienes se dicen tener el llamado
de parte de Dios para cuidar a la grey.
La carta en cuestión es escrita alrededor del
año 85 de nuestra era, siendo Juan el apóstol un hombre entrado en años ya que
bien podría andar por quizá unos 65
a 75 años y se encontraba, de
acuerdo a algunos estudios, en Efeso. La carta está dirigida a Gayo, quien se
cree es el mismo que creyó al evangelio por el ministerio de Pablo y fue luego
su compañero fiel y líder posterior en la iglesia. Si es él, este Gayo vivió en
Derbe (que bien podría ser nativo de Macedonia) y estuvo con Pablo en la
revuelta que se sucedió en Efeso muchos años antes (Hechos 19: 29) por lo que
debe haber conocido muy bien cómo crecía la iglesia y su situación en las
diferentes regiones de Turquía años después, desde algún sitio no muy lejos de
Efeso. Hago el comentario porque en el mensaje que escribe Juan a la iglesia de
esa región en Apocalipsis, el Señor elogia curiosamente el que ellos han sabido
detectar y reconocer a falsos líderes. (Ap. 2: 1-7)
En la época en que Juan escribe esta carta, la
iglesia del Señor ya cuenta con muchos conversos en todo el imperio romano,
crece y se fortalece por todas partes; de hecho la joven iglesia del Señor
cuenta ya con poco más de 50 años. Para ese entonces ya ha ocurrido hará unos
15 años, la destrucción de Jerusalén por Tito. Pablo y los demás apóstoles ya
están con el Señor siendo Juan el último de ellos. Es momento igualmente en que
han surgido nuevos líderes entre los cuales hay muchos que continúan fielmente
en las doctrinas apostólicas obedeciendo los mandamientos del Señor y creciendo
en la gracia del Señor Jesucristo, como es el caso de Demetrio, descrito en
esta misma carta o el mismo Gayo. En pocos años sobrevendrá otra gran
persecución en que arrestarán y enviarán a Juan a la Isla de Patmos al oeste de Turquía,
desterrado. Mientras tanto, es un
tiempo de tranquilidad para la iglesia del Señor, pero así mismo han aparecido
falsos hermanos que en un momento dado empezaron a tomar la preeminencia entre
los creyentes y comenzaron a utilizarlos según sus propios criterios.
Diótrefes es el vivo ejemplo de aquellos lobos
rapaces que ingresaron al redil fingiéndose mansas ovejas pero con la oculta
intención de tomar la primera oportunidad que tuviesen. Es uno de los hasta ese
momento no muchos casos, pero suficiente para alertarnos.
Según vemos en todo el Nuevo Testamento, los
dirigentes de la iglesia nunca fungieron como señores ni manipulaban a los
hermanos en ninguna manera. Su labor era cuidar de ellos y hacerlo como quien
administra los asuntos de otra persona sabiéndose no dueños en lo absoluto de
nada sino más bien servidores.
Sin embargo este Diótrefes hizo de la iglesia su
territorio particular y posesión. No le importó de acuerdo a lo que escribe el
apóstol, que Cristo debía ser el único Señor y quien debía tener el primer
lugar. Usurpó su sitio. Además, en vez de servir a los hermanos, los esclavizó
bajo su dominio manipulándoles al grado de la expulsión si no hacían lo que él
les decía y mandaba.
Todo en medio de además centralizar en él la Palabra e intentar poner a los hermanos en
contra de aquellos que eran genuinos hermanos quienes verdaderamente si se
preocupaban por ellos.
Cualquiera podía decir que esta comunidad de
hermanos estaba condenada a vivir bajo el dominio de este dignatario del diablo,
pero en definitiva había allí hermanos que no se dejaban dominar por él. Muchos
inclusive le enfrentaban no haciendo lo que él les decía y con toda seguridad
el Señor tomó cartas en el asunto cuando llegaron aquellos que si estaban al
cuidado de los hermanos, incluyendo al mismo Juan.
Aún así, Diótefres debe haber arrastrado a
algunos con él como suele suceder en estos casos para continuar su malévola
vida de engaño y control en otro sitio. De manera similar ya estaba ocurriendo
en otras regiones.
El espíritu de Diótrefes impresionantemente
revivió en nuestros tiempos. Al igual que en aquella época muchos se levantan
usurpando el señorío de Cristo mostrándose como siervos de él pero buscando su
oportunidad de usar el reino para su propio provecho. Falsos, hijos del maligno
que tienen veneno demoníaco en su sangre. Muchos ya construyeron sus propios
reinos sobre las espaldas de hermanos aparentando piedad pero negando la
eficacia de ella.
Juan nos brinda las características para
detectarlos fácilmente: usan y manipulan a todos a su alrededor y condenan a
quienes no hacen lo que ellos dicen; aman los primeros lugares para ser vistos
y elogiados por sus obras; controlan a la iglesia en todos los aspectos; ellos
son los señores allí aunque mientan diciendo que es Cristo; no permiten
cuestionamientos; y evitan a toda costa que a los hermanos se les enseñe la
verdad o se expongan a ella para que no puedan ser libres. El espíritu de
Diótrefes que es el mismo espíritu del maligno, está en ellos.