La prueba de la Verdad
(7° parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Si lo que usted cree con
el mayor de los recelos no le hace amar primeramente a Dios con todo su ser y
por consiguiente a su prójimo de igual manera como usted se ama y cuida a sí
mismo, perdóneme que sea tan directo pero ni me diga nada de su doctrina porque
sin importar la que sea, es una soberbia tumba blanqueada.
¿Le impresiona? ¡Claro! Pero no pretendo impresionarlo, pretendo conmoverlo en la creencia más sagrada que pudiera tener cualquiera sea
si esta no le está encaminando al amor genuino, a un profundo y veraz conocimiento de Él que
es amor!
Aprenda a reconocer desde la realidad del amor la creencia y práctica que frecuenta. La realidad del amor verdadero de y entre aquellos que usted llama "hermanos" debería ser suficiente para detectar cuán cercana a la verdad está la doctrina que abraza y no el pinche retenimiento con que tratan de endulzarlo para que se
mantenga fiel al movimiento denominacional en que se encuentra cualquiera sea.
¡Valla primero y ruéguele
a Dios que le revele su amor y que este le transforme de verdad antes de querer
saber los secretos del universo! ¡Déjese de bobadas y palabrerías que no han
hecho ni harán nada por usted en toda su existencia!
¡Lo que le está pasando no
es más que estar envuelto en una manía diabólica de intentar conocer a Dios y
comprender su Palabra sin ver por su hermano! No conocerá jamás al Dios
verdadero así aunque logre una eminencia en divinidades.
¡Ceguera perversa que
cierra el entendimiento para no comprender que el amor hace mil veces más que el
convertirse en un maestro erudito de hebreo o griego!
¡Déjese de necedades y
ponga las barbas en remojo realmente! ¡Usted y todos los que le enseñan!
¡Porque si amar no es su
propósito final, hasta la vida que tiene es un desperdicio! ¡De nada le está
sirviendo!
Llegó el momento de
sacudirse de tanta basura y encaminarse en la verdad. Porque si amar como nos
enseñó el Señor es lo único que usted llega a experimentar, no necesitará nada
más para estar en pie, firme delante de Él cuando le llame.
Esta es la verdadera prueba para la doctrina que respeta. Esta es la verdadera prueba para sí mismo.
¡Esta es la verdadera
prueba para su verdad!
Continuará…