La prueba de la Verdad
(8° parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Una vez realizado un auto
examen concienzudo de su verdad, le invito ahora sí a leer cuidadosamente los siguientes
versículos para afirmar la fe verdadera. Le recuerdo; los mandamientos que
veremos no es solo saberlos, hay que ponerlos por obra.
Mateo 5: 44-47 “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y
os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que
hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e
injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No
hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos
solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?”
Mateo 9: 11-13 “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué
come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les
dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y
aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.”
Mateo 19: 16-22 “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para
tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno
sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le
dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás
falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a
ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué
más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que
tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.”
Mateo 25: 31-46 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos
ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas
delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta
el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y
los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha:
Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed,
y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y
me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a
mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo
te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te
vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les
dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos
más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la
izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y
sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no
me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y
no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces
también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento,
sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te
servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en
cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E
irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.”
Continuará…