domingo, 27 de abril de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 135

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 135

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Pablo decía que muchas de estas cosas, obviando claro está aquellas que son más bien prácticas ocultistas y diabólicas, tienen cierto valor más son inútiles ante los apetitos de la carne.

Seamos sinceros… nada de eso nos ayudaba en nuestros reales problemas.

Podíamos acallarlos, pero no se desvanecían. Permanecían allí y salían a relucir en cualquier momento. Todo ello era nuestro esfuerzo por mantenernos santos. ¡Qué pésimo! Todo ello era nuestro esfuerzo por estar bien con Dios. ¡Peor!

Queríamos ser fuertes, pero seguíamos siendo débiles.

Nadie nos dijo que debíamos descansar en la fe de la obra portentosa de Cristo que ya había vencido por nosotros todas nuestras peores luchas. Asegurarnos de mantenernos en la fe en Él y no en lo que nosotros pensábamos que debíamos hacer por sostener nuestra santidad porque en realidad no podemos hacer nada allí.

La gente ayunaba para tener poder, para lograr vencer a sus demonios, para acceder a las visiones de Dios, para subir su estatus espiritual, para agradar a Dios según ellos. Todos deseos de superación personal o de empoderamiento humano, pero nada de eso está en la Palabra.

El ayuno nos ayuda para aclarar nuestra visión y tener la valentía de hacer lo que es la voluntad de Dios. No hay nada de poder para vencer demonios. Se trata de estar centrado en lo que Dios desea.

Cristo después de su ayuno de 40 días en el desierto estaba fortalecido en la Palabra y el propósito de Dios. En el mismo centro de la voluntad de su Padre. La reina Ester pidió al pueblo que ayunara previo a entrar a la presencia del Rey en un acto que podía costarle la vida. Sabía del peligro, pero quería hacerlo en el tiempo justo de Dios y su propósito de liberarles del malvado decreto de Amán.

Continuará…


domingo, 20 de abril de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 134

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 134

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Así que noches de alabanza y adoración, de clamor, oración y hasta liberación, representan un buen recuerdo que no tenían nada de malo, pero no alcanzábamos a comprender en realidad la certeza de estar vigilantes al modo de la Palabra en todo tiempo lo que es mejor. Nada debe suplantar esto último.

 

Veredicto: Si usted quiere dedicar noches al Señor, hágalo tanto como quiera y pueda hacerlo, solo o con otros, ¡es delicioso sin duda!, pero no lo haga desde la religiosidad sino por la maravilla de estar con Él como a cualquier hora y adorarle en espíritu y verdad en ese tiempo de quietud, más sepa que la vigilia que cuenta para el Señor es la descrita que se cumple a toda hora y no aquella necesariamente que muchos creen que es de noche y madrugada.

 

40- El ayuno del Señor

Esta era y posiblemente sigue siendo en muchos casos una práctica que se transformó en otro ícono religioso que debía integrarse a la “vida cristiana”. Al igual que la práctica de pasar noches en vigilia, cristiano que no ayunaba se exponía a muchas tentaciones y no tendría “poder” para afrontarlas.  De nuevo retóricas sin fundamento. Montajes diseñados para mantener a los feligreses ocupados.

Era época de sumar y sumar prácticas que intentaban hacer sentir a las personas que estaban viviendo vidas en santidad para ser cristianos verdaderos.

Pero todo ello no era muy diferente de las prácticas de religiones místicas que le venden a la gente para alcanzar niveles de espiritualidad máximos para relacionarse con las energías del universo y ser seres humanos verdaderamente completos y centrados de mentes abiertas (según creen).

Continuará…


domingo, 13 de abril de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 133

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 133

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Ahora, no está mal que oremos en las noches para nada, de hecho, es un excelente tiempo por la tranquilidad que esa sección del día ofrece. Sea individualmente o acompañado por otros, es de gran provecho.

El salmista hablaba de buscar al Señor de madrugada y realmente es algo que conserva una delicia especial.

Pero de eso a hacer un culto a esas horas, dista mucho del sentido de la Palabra.

Recordemos que las noches en el pueblo y cultura israelita, se divide en 4 vigilias de tres horas cada una que comenzaban a las 6 de la tarde y terminaban a las 6 de mañana del siguiente día (doce horas en total). Luego el día en sí también contendría doce horas desde las 6 de la mañana la primera hora hasta la hora duodécima y última de su día que finalizaba a las 6 de la tarde. 

Estas vigilias también se dividían en vigilias de la noche y vigilias de la mañana. Entonces realizar alguna actividad en cualquiera de ellas era vigilar.

Sin embargo, la Palabra nos habla más en el aspecto de guardar y obedecer lo dicho por el Señor, mantenerse apercibido o despierto (como de día) en la Palabra y la santidad, vigilar los tiempos y las acechanzas del diablo, hacer lo que Dios quiere que hagamos, es decir mantenernos despabilados en la parte espiritual para no ser sorprendidos, más que pasar largas noches sin sueño.

Pablo dice que somos del día, en el sentido mismo de mantenerse despiertos y en obras claras, nada absolutamente de asuntos oscuros. En otra parte dice “andemos como de día” es decir decorosamente, con honestidad y no en carnalidades. No hay en ningún pasaje una literalidad que exprese que la noche sea mala por supuesto aunque muchos utilicen la oscuridad para intentar ocultar sus malas obras.

Continuará…


domingo, 6 de abril de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 132

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 132

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39- Vigilar es hacer oración y adorar a Dios toda la noche (hacer un culto de madrugada).

No sé si hoy se practica, pero hace años, era muy común. El caso es que quedarse un viernes o un sábado después del culto para orar, adorar, y alabar (bajito para no hacer mucha bulla), resultaba en una experiencia que comenzaría a las 10 de la noche normalmente y terminaría a las 5 o 6 de la mañana del siguiente día. No seré mezquino, eran noches de gran bendición pues nos dedicábamos al Señor. Otros a pasar una noche diferente a las otras y si se podía a tertuliar como en todo hay gente. Era la forma si se hacía localmente, pero había super cultos de vigilia multitudinarios en algunas iglesias en el centro de la capital que eran muy concurridas y tremendamente populares. ¡A tiempos aquellos!

Eso mantenía en el fuego a los creyentes que las frecuentaban. Se transformó en toda una cultura.

Por supuesto lograron su propósito de concientizar a toda una generación en la importancia de “velar y orar para no entrar en tentación” como dijo el Señor. Quizá la literalidad de como lo aplicábamos nos mantendría espiritualmente satisfechos pues era como el Señor lo había hecho con sus discípulos la noche de su arresto. Bueno, al menos eso pensábamos y creíamos de todo corazón.

Interesantemente no se ve al Señor ni a nadie antes ni después de aquella singular noche de la pasión en un culto con todas las de la ley como lo practicábamos nosotros. Eso realmente no sucedió así en el primer siglo. Muchas veces los hermanos se quedaban orando por las noches intercediendo a favor de algún apóstol preso como sucedió con Pedro, pero era más clamor e intercesión que otra cosa. O a los apóstoles cantando en la noche al estar presos en una cárcel. Igualmente la noche que Pablo se extendió en su discurso y un joven cayó desde un tercer piso del sitio en que se encontraban y aunque murió de la caída, Pablo lo resucitó y siguió su disertación durante la madrugada.

Continuará…