sábado, 12 de julio de 2014

Las palabras de esta vida


Las palabras de esta vida
Escrito autóctono

 “Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida” Hch.5: 20

El pasaje nos muestra en relación a ellas que: A)Son la respuesta de Dios ante el cuestionamiento y la presión. B)Vienen como ordenanza para los suyos de lo que deben hacer y decir exactamente y dónde hacerlo. C)Son el mensaje urgente de creyentes para no creyentes. D)Contenido: Cristo, motivo mismo por el que son cuestionados.

A) Es muy probable que cuando las personas (cristianos tradicionales o con algún tipo de creencia religiosa e inconversos en general) escuchen el genuino mensaje del evangelio, reaccionen de cualquiera de dos formas: se escandalicen o se compunjan. La razón tiene que ver con que lo que están escuchando no les es familiar. De hecho, pueden sentirse señalados o inclusive hasta acusados por la Verdad. Un dicho popular dice “la verdad no peca pero incomoda”. Todos quieren la verdad, la pretenden con todas sus fuerzas, pero cuando la encuentran se llevan un fiasco. ¿Qué esperábamos encontrar cuando se nos presentó la Verdad? ¿Acaso no cumplió con nuestras expectativas? La continua búsqueda de la verdad que tiene el ser humano, se eclipsa cuando la tiene de frente. ¿Qué ocurre?: la Verdad juzga nuestra forma de vida. Ella es directa, clara e ineludible. Creímos que nos aliviaría o satisfaría avalando nuestra forma de ser; justificaría todo cuanto somos, hacemos o sabemos. ¡Jamás que nos confrontaría! La Verdad que es Cristo mismo no se adapta a nosotros puesto que somos una especie diferente a Él y caída. Dios nos presenta la Verdad con la mejor de las intenciones: que nos veamos en un espejo; y nuestra reacción no se hace esperar. O es positiva o negativa.

Positiva al producir en nosotros compunción y arrepentimiento; negativa al producir furor y rechazo. Aún la actitud de ignorarla es muestra de rechazo. No existe más. Veremos alguna de las dos en mayor o menor escala o quizá de manera progresiva. Amaremos y hasta nos apegaremos a aquellos que viven por la Verdad o los perseguiremos con la idea de acallarlos.

B) La ordenanza está dada, “id” y “anuncien”. Dios no esconde la Verdad. Su interés es que sea presentada a todos. Después de haber sido encarcelados, los apóstoles pudieron haberse escondido mientras se apaciguaban los ánimos de sus enemigos, sin embargo debían ir al centro mismo de la fe religiosa a compartir el mensaje. Llama la atención la expresión “puestos en pie en el templo”. Sin duda era un acto de desafío; Dios estaba decidido a exponer a todos frente a la persona de Cristo y confrontarlos con Él. El mensaje debía alcanzar el punto mismo de la creencia de quienes lo escucharan, es decir que tocara su fe, lo que más amaban, lo que más respetaran en su corazón religiosamente hablando. Debía ser allí, en lo más profundo de su seguridad, de su falsa seguridad, en los linderos mismos de sus altares que debían ser desmenuzados de forma contundente por la Verdad.

C) Este mensaje no está dirigido a genuinos creyentes. Ya ellos entendieron. La Verdad ya impactó sus vidas y la disfrutan teniendo nueva vida y siendo un testimonio vivo a los demás. De hecho ahora crecen en ella. El evangelio no es para los hijos de Dios porque ya cumplió su cometido en ellos. El evangelio tal como lo recalca el apóstol Pablo, es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Rom. 1: 16), el poder del que habla Juan en su evangelio el cual da la facultad de ser hecho hijo de Dios (Juan 1: 12). En otras palabras, ser bautizado -introducido- en un cuerpo, el cuerpo de Cristo (1° Corintios 12: 12 y 13).

Este mensaje está dirigido de manera urgente a personas que hayan escuchado o no acerca de Cristo, a practicantes o no de cualquier creencia, a religiosos. Entre todos los que escuchen, la Vida se reflejará en los que así Dios haya dispuesto y en los que no, no. La Verdad será recibida o no, pero todos deben saberla. Este mensaje no es en ninguna manera el “evangelio light” –tan común en nuestros días- en que se habla de Cristo como el motor de la realización humana. Convenientemente muy psicológico y motivacional para no “incomodar” o “asustar” a los oyentes.

NO!; es el verdadero evangelio que llama al arrepentimiento y a abandonar el pecado, a negarse a sí mismo, a rendir la mala o “buena vida” que se tenga y depositarla delante de Dios sabiendo que ella va camino a la destrucción sin importar a la creencia a la que se pertenezca. Llama a propios y a extraños a cuenta. Reitero, no a quienes han creído genuinamente quienes viven una vida resucitada como muestra de su fe, más a todo el resto.

D) El contenido del mensaje señala a Cristo. Él es la Vida. Pero no la vida que conocen quienes escuchan. No la práctica de vivir el diario vivir. Ni siquiera quienes crean estar viviendo o anhelen vivir para Dios. Es vivir a Dios. Esto es lo no conocido. No les es un mensaje familiar a los oyentes. Pueden saber de Dios, asistir a un sitio donde se les hable de Dios, pueden inclusive servir a Dios, pero irónicamente no lo conocen.

“Las palabras de esta vida” son el mensaje diferente que los creyentes que lo están viviendo en carne propia, tienen para los que no tienen ni la menor idea de lo que se les está hablando. Lo han leído en la Escritura y lo tienen de frente pero no se les ha revelado. Este mensaje no es de este mundo y no tiene referencia de nada en él. Es idioma espiritual y debe ser entendido en ese plano. Debe ser activado en el espíritu para que se pueda percibir. No sucede en la mente. No es información. Posee un código del cual solo Dios conoce la combinación y lo descodifica en los que Él quiere. Esa decodificación lleva a la compunción y arrepentimiento. Ningún hombre puede decodificarse o decodificar a otro. Por favor comprendámoslo, es un asunto de Dios. El mensaje genuino de “las palabras de esta vida” son el mensaje característico de la iglesia genuina del Señor que solo ella puede presentar y vivir.