viernes, 21 de noviembre de 2014

Conocer al original

Conocer al original
Escrito autóctono

“Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed”. Isaías 5:13


Se sabe que en asuntos de dinero, quienes tienen que trabajar para una agencia o entidad bancaria recibiendo billetes en una ventanilla, o quienes tienen como labor cualquier tipo de transacción bursátil, deben tener un entrenamiento previo muy minucioso sobre reconocer los valores originales. Así mismo aquellas personas que en su labor de investigación deban tratar con posibles billetes u obras falsas, reciben un amplio adiestramiento que les permite conocer sin duda alguna cuando están frente a una falsificación.

Lo interesante del caso es que toda ésa preparación se lleva a cabo siempre con el medio original. Llama  la atención que dicho adiestramiento no se centra en falsificaciones de ningún tipo.

La razón parece obvia; en lugar de estar aprendiendo las infinitas y muy sagaces formas que usan los falsificadores para engañar, lo preciso y más seguro es conocer perfectamente el original.

Saber esto nos puede ayudar mucho hoy día, en vista de tantas formas nuevas de doctrinas y el surgimiento de tantos engañadores que buscan con toda astucia y sutileza desviar y llevar tras sí a todos los que puedan. Conocer al original profundamente, resulta muy atinado para detectar cualquier mala intención.

Conocer bien el original antes que perder el tiempo en falsificaciones, realmente no fue idea de ninguna mente brillante terrenal sino del mismo Dios quien hace algunos milenios ya nos había apercibido de esta situación por medio de su profeta diciendo: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” Oseas 4: 6 

Ver que las masas corren en pos de engañadores nos deja claro una sola cosa: tienen sed, pero lamentablemente nunca acudieron a las aguas de Vida ni la conocieron aunque estuvo disponible para ellos. 

Ser engañado es tan fácil, porque realmente no tienes que hacer nada para serlo, de modo que quien quiera no terminar su vida engañado, y peor aún, destruido; debe necesariamente tomar la determinación y darse el tiempo de conocer al original. 

Y es que tristemente es más fácil engañar a alguien que sacarlo de su engaño.

Aquí es donde el consejo de Dios referente a que abundemos de su Palabra en nuestro corazón, nos puede librar de cualquier engaño. El apóstol Pablo insiste además en lo primordial que es conocerle a Él (Filipenses 3: 8; Colosenses 1: 10). Si esta tremenda verdad deja de ser una recomendación y la hacemos nuestro diario y continuo anhelo -conocer a Cristo de manera profunda cada día de nuestra vida-, estaremos protegidos frente a abundantes falsificaciones que se fabrican de hasta el mismísimo Cristo; por cierto, muy propias de estos tiempos que vivimos.

¡¡¡Gloria a Dios por su sabiduría!!!