Se busca iglesia (2º parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Sabemos, basados en la doctrina bíblica, que la
iglesia está conformada por todos los creyentes en el Señor Jesucristo del pasado,
presente y futuro. Por lo tanto, al encontrarnos un grupo de creyentes genuinos
en cualquier lugar, solo estamos encontrando un pequeñísimo segmento de la
iglesia.
Únicamente el Señor la podrá reunir en forma completa
cuando vuelva por ella. Antes de eso nadie podrá conocer sus dimensiones
reales.
El otro aspecto importantísimo es que para ser parte
de la iglesia, conforme lo que la Palabra expresa, nosotros no tenemos ninguna injerencia
en ello, ni podemos manipular nada para incorporar a nadie a ella, ni decidir
quién lo será o quién no por ningún método, porque ni sabemos cómo hacerlo, ni
podemos. Ese es un asunto del Padre. El Señor no nos dio tal potestad de transformar a nadie en iglesia.
Nuestra labor se circunscribe únicamente a presentar
el mensaje de salvación a todos; pero ¿quién recibirá ese mensaje?, ¿quién lo
creerá?, ¿a quién Dios le revelará su Palabra en el corazón?, ¿a quién aceptará?,
¿a quién ya hizo parte de la iglesia en la eternidad?...; está en su sola
potestad.
Esto no atenta con nada de lo que dice la biblia.
Por esta causa digo que ¿de dónde se nos ocurre entonces
que nosotros los hombres podemos llevar a alguien a la iglesia, y menos aún
introducirlo a ella?
Cuando mucho los podemos llevar a una reunión de una organización
denominación, a un local, a un culto, pero… ¿a la iglesia?; ni siquiera la
podemos ver o tocar. Usted puede tocar a un creyente genuino pero no a su
fusión espiritual con la iglesia operada por el Padre. Nerón pudo asesinar a
muchos hermanos en la Roma antigua acusándoles falsamente, pero no pudo tocar,
atar, detener o eliminar a la iglesia. Ella era mayor a lo que cualquier
Emperador o Imperio pudieran si quiera asimilar en su mente carnal. Era y sigue
siendo espiritual y eterna como lo es Cristo.
Si alguien la va a quitar de la Tierra, no lo hará
ningún hombre, no podrá; lo hará el mismo Señor cuando regrese por ella.
Si bien siendo fusionados a la iglesia por la obra portentosa
y sobrenatural de Dios sabemos que somos hechos parte del cuerpo de Cristo
según lo establece la Palabra, entonces cada uno de los creyentes -hombres y
mujeres miembros de ese cuerpo- se constituyen en una especie de “micro partes”
de Cristo, pero ninguno recibe autoridad para autoproclamarse ser Cristo de
manera individual. Lo mismo ocurre
cuando nos referimos a la iglesia. Usted
como creyente genuino la conforma en conjunto con todos los creyentes de todos
los tiempos. Usted es templo del Espíritu conforme la Palabra (1º Corintios 6: 19), pero no es El
templo del Espíritu; que es diferente. Usted es iglesia, pero no es La iglesia
por sí solo.
Por cierto, ¿sabía que llamarle “iglesia” a un local
físico proviene de la religión y la tradición y nunca de la biblia?
Continuará…