sábado, 13 de febrero de 2016

Se busca iglesia (2º parte)



Se busca iglesia (2º parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Sabemos, basados en la doctrina bíblica, que la iglesia está conformada por todos los creyentes en el Señor Jesucristo del pasado, presente y futuro. Por lo tanto, al encontrarnos un grupo de creyentes genuinos en cualquier lugar, solo estamos encontrando un pequeñísimo segmento de la iglesia.

Únicamente el Señor la podrá reunir en forma completa cuando vuelva por ella. Antes de eso nadie podrá conocer sus dimensiones reales.

El otro aspecto importantísimo es que para ser parte de la iglesia, conforme lo que la Palabra expresa, nosotros no tenemos ninguna injerencia en ello, ni podemos manipular nada para incorporar a nadie a ella, ni decidir quién lo será o quién no por ningún método, porque ni sabemos cómo hacerlo, ni podemos. Ese es un asunto del Padre. El Señor no nos dio tal potestad de  transformar a nadie en iglesia.

Nuestra labor se circunscribe únicamente a presentar el mensaje de salvación a todos; pero ¿quién recibirá ese mensaje?, ¿quién lo creerá?, ¿a quién Dios le revelará su Palabra en el corazón?, ¿a quién aceptará?, ¿a quién ya hizo parte de la iglesia en la eternidad?...; está en su sola potestad.

Esto no atenta con nada de lo que dice la biblia.

Por esta causa digo que ¿de dónde se nos ocurre entonces que nosotros los hombres podemos llevar a alguien a la iglesia, y menos aún introducirlo a ella?

Cuando mucho los podemos llevar a una reunión de una organización denominación, a un local, a un culto, pero… ¿a la iglesia?; ni siquiera la podemos ver o tocar. Usted puede tocar a un creyente genuino pero no a su fusión espiritual con la iglesia operada por el Padre. Nerón pudo asesinar a muchos hermanos en la Roma antigua acusándoles falsamente, pero no pudo tocar, atar, detener o eliminar a la iglesia. Ella era mayor a lo que cualquier Emperador o Imperio pudieran si quiera asimilar en su mente carnal. Era y sigue siendo espiritual y eterna como lo es Cristo.

Si alguien la va a quitar de la Tierra, no lo hará ningún hombre, no podrá; lo hará el mismo Señor cuando regrese por ella.

Si bien siendo fusionados a la iglesia por la obra portentosa y sobrenatural de Dios sabemos que somos hechos parte del cuerpo de Cristo según lo establece la Palabra, entonces cada uno de los creyentes -hombres y mujeres miembros de ese cuerpo- se constituyen en una especie de “micro partes” de Cristo, pero ninguno recibe autoridad para autoproclamarse ser Cristo de manera individual.  Lo mismo ocurre cuando nos referimos a la iglesia.  Usted como creyente genuino la conforma en conjunto con todos los creyentes de todos los tiempos. Usted es templo del Espíritu conforme la Palabra (1º Corintios 6: 19), pero no es El templo del Espíritu; que es diferente. Usted es iglesia, pero no es La iglesia por sí solo. 

Por cierto, ¿sabía que llamarle “iglesia” a un local físico proviene de la religión y la tradición y nunca de la biblia?

Continuará…