Conocer a Dios pero… ¿nos conoce Él? (8° parte)
Escrito autóctono
Continuación…
¿Hasta cuándo entenderemos que este reino no es de
este mundo y funciona con los parámetros del reino celestial totalmente
diferentes y extraños a los parámetros del mundo? Participar de él es una
experiencia nueva, inimaginable y por supuesto hasta misteriosa.
Si lo que tienes es como un molde pero con otro
nombre, si tu vivencia cristiana o de iglesia se te hace muy familiar, es
prueba de que realmente no conoces el reino, porque este no es asimilable con
nuestra mente ni se puede experimentar con los elementos de este mundo. No se iguala
a nada que conozcas; es de otra dimensión. Si lo que conoces lo puedes
describir con tu idioma o te lo pueden esquematizar en una pizarra, del reino
realmente no conoces nada.
Todavía Dios, su reino, Cristo, el evangelio, la
iglesia, la fe, la Vida; todo! es y sigue siendo indescriptible. Todo ha de ser revelado por el Padre por medio
de Cristo, si no, no se puede conocer.
¿Cuánto tiempo más pasará para que caigamos en razón?
Aquí es dónde vemos con toda claridad lo que se
demuestra con creces y es que realmente no tenemos fe. Seguimos utilizando el
método científico que ha de comprobarlo todo, si no, no es real.
El Señor decía a sus seguidores: “…a vosotros os es dado saber los
misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.” Mateo 13: 11, sin
embargo ellos no lo comprendían en ese
momento. Siempre el Señor se refirió al reino y aún a la Verdad de su doctrina
como algo fuera de este mundo (Juan 3: 12 y 18: 36) (Sabemos que no
estaba hablando como si viniera de otro planeta. Note en la Palabra todas las
veces que el Señor hablaba diciendo “el
reino de los cielos es semejante…”. Le era imposible describirlo concretamente
pues no disponía de las “herramientas” necesarias en esta dimensión por lo que
debía acudir tan solo a ejemplos que tampoco resultaban tan entendibles. (Lea
las parábolas y compruebe lo que le digo)
¡Qué maravilla que Dios lo dispuso de esa manera para
que estuviese oculto de los sabios y entendidos y fuera revelado a los niños!
Cualquier reino o gobierno humano se puede delimitar,
se puede contextualizar porque se basa en doctrinas y estatutos humanos que son
comprensibles. No se requiere ninguna revelación sobrenatural para asimilarlos.
No así el reino de los cielos.
El Señor dijo de este reino que nadie podría decir: “helo
aquí” o “helo allí” pues se manifestaría en otra manera.
¿A dónde se nos ocurre “aterrizarlos” en instituciones
y para colmo santificarlos?
¿Quién nos engañó haciéndonos pensar que podíamos
manipularlos?
Continuará…