Conocer a Dios pero… ¿nos conoce Él? (6° parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Definitivamente el propósito de Dios ni siquiera nos
cambia diametralmente la perspectiva, (no está tratando de trasladarnos de
lugar como si procurara colocarnos en un sitio opuesto para que veamos de otra
manera); ¡Nos saca totalmente a otra dimensión!
Eso hace que aún aquellos que eran nuestros amigos
ahora nos consideran unos extraños. La verdad, poseerla significa quedarse
prácticamente solo.
Sucede porque definitivamente a partir de ella ya no
podemos seguir viendo la vida de la misma forma, ni la iglesia, ni la Palabra,… nada!.
Para serle sincero, la fe verdadera no es un asunto de
multitudes. Mucho menos en el tiempo en que vivimos. Jesús pregunto alguna vez:
“…cuando venga el Hijo del Hombre ¿hallará fe en la tierra?”. Y si lo has
notado, cada vez es menos la fe en esta época.
No creas que conoces a mucha gente de fe. Te aseguro
que no son los que la andan proclamando a los cuatro vientos. No se medirá por
las monumentales obras que hagan o levanten. Tampoco por los centenares o
miles que les sigan. No se necesita fe realmente para lograr cosas como esas.
No hallarás a muchos viviendo la fe que se basa en el
propósito de Dios, así como no hallarás héroes de la fe bajo cualquier piedra
de la calle que levantes, porque muchos ya “se casaron” con la fe mundanal y
religiosa. Los miras fieles a un horario litúrgico; religiosamente transportando
bajo el brazo un libro negro que ni usan o mejor, recordando que lo tienen en
sus dispositivos electrónicos; coreando y palmeando programadamente cantos
dentro de un local; escuchando sin cuestionar lo que sus líderes les dicen
acerca de la Palabra; aportando económicamente so pena de condena hasta el
punto de casi necesitar que se los pidan así; trabajando incansablemente por
los objetivos de una denominación; creyendo estar viviendo la Gloria de Dios
pero en lo secreto insatisfechos de que la Vida de Dios no se manifiesta en
verdad en ellos.
No, no podrás vivir la fe genuina teniendo los pies
sobre esta tierra. Definitivamente ella no es de este mundo.
La fe verdadera no es de multitudes. Lo hemos
visto, lo hemos experimentado. Esta fe de hecho provocará que el mundo te
aborrezca. Inclusive hasta aquellos que dicen tenerla no se entienden con ella
y hasta la persiguen para eliminarla. No exagero.
Cristo, aún formando muy bien a sus discípulos, tuvo
que ir solo a la cruz. Pablo, fue abandonado por algunos a los que consideraba
sus amigos fieles en la fe. A Moisés le tocó enfrentar prácticamente solo a un
Imperio pues ni siquiera su pueblo creía en él.
Continuará…