Una Nueva Forma
para vivir (5° parte)
Escrito Autóctono
Continuación…
El sacrificio y el altar… ¿Qué o quién es?
Romanos 12: 1 (nuestros
cuerpos)
Filipenses 4: 18 (dádivas)
Hebreos 13: 15 (sacrificio
de alabanza: fruto de labios)
Hebreos 13: 16 (hacer
el bien y mutualidad)
1º Pedro 2: 5
(Sacrificios espirituales por medio de Cristo)
Comentario
Hubo
altares dedicados a Dios casi desde el principio de la historia de la humanidad
en donde se realizaban sacrificios de animales o eran el sitio de la
manifestación de su Presencia, construidos con piedras amontonadas una sobre
otra. Acompañaron al hombre por poco más de 2500 años. Luego el altar se
modificó y fue parte del tabernáculo aunque no se extinguió el de piedras por
unos 500 años más hasta que se edificó el templo. Allí continuó igual rol que
traía en el tabernáculo ya no siendo el sitio que manifestara la Presencia de
Dios pues esta estaría en el Arca de la Alianza. Mientras tuvo vigencia, el
altar edificado para el Dios verdadero llegó a ser solo de y para un pueblo.
Cuando Dios pactó con Abraham llamándosele el primer hebreo, avaló ahora
exclusivamente con él y el pueblo que sería su descendencia los altares que le
edificaran. No así con ningún otro pueblo. La figura del altar desapareció
definitivamente cuando destruyeron por última vez al templo en el año 70 de
nuestra Era. Nunca significó una tarima a manera de escenario para que ministrasen
unos pocos elegidos allí y por cierto se ubicaba fuera de la nave principal del
santuario, no adentro.
En
nuestra dispensación, el altar es espiritual, dentro del creyente, para
presentar sacrificios espirituales y aún para que cada creyente presente su
propio cuerpo en forma simbólica. No hay más altares físicos de ninguna especie
aprobados por Dios ni santificados por Él en esta dispensación.
¿Qué
ocurre en el presente frente a esta realidad tan patente en la Palabra de Dios?
Como
lo dije antes, muchos líderes hoy han entendido esto, pero no han procedido
conforme la Palabra sino por tradición e intereses creados. Hay quienes no han hecho
más que tratar de remendar el aspecto de los nombres que le ponen a sus
iglesias eliminando la palabra “iglesia”
de ellos suplantándola por “Casa”, “Comunidad”, “Auditorio”, entre muchas otras
formas, como queriendo tapar el sol con un dedo.
¿Solución?
De ninguna manera, pues no han podido eliminar el concepto de boca ni corazones
de sus feligreses quienes siguen creyendo que van a la iglesia cuando asisten a
esos sitios, que esa es la Casa de Dios, que esos edificios son sagrados porque
inclusive los continúan santificando y dedicando al servicio de Dios.
Los
millones que requieren sus construcciones y mantenimientos los siguen
definiendo como inversión en la obra de Dios para poder justificar su
permanencia.
Jamás
dirían a las personas que los siguen, que esas obras son caprichos personales,
demostraciones de vana autoridad y sus seguros de vida. Decir esto es fuerte y mucho se ha hecho en "ignorancia", pero hoy ya no hay excusa.
Entonces
no han colaborado en nada realmente, solo seguirle el juego a la religión.
Continuará…
Por favor márquenos su reacción. ¡Dios le continúe bendiciendo!