Llevad mi yugo
sobre vosotros… (1° Parte)
Escrito autóctono
“Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de
mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas,
porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”. Mateo 11: 29
Compartía hace
unos días con unos hermanos amigos, (miembros del cuerpo de liderazgo de sus respectivas
congregaciones de la iglesia tradicional cristiana) y varios de ellos por no
decir todos andaban sumamente cargados con los problemas propios del desarrollo
de sus responsabilidades en la obra y relaciones con sus pastores. Otros
sumaban a sus ya dificultosas vivencias cristianas en el servicio al Señor los
problemas familiares y de trabajo.
Creo que usted
entenderá como yo esas situaciones y lo desgastante que resulta afrontarlas.
Encima se deben
tratar “cristianamente” intentando no perder la compostura en el camino.
Entonces en medio
de todo eso que se vive en los ambientes tradicionales, invaden las preguntas
clásicas: ¿Qué es esto?, ¿Por qué muchos de los creyentes compañeros en el
servicio con que nos relacionamos se hacen tan difíciles en la convivencia?
¿Seré yo el que tengo problemas? ¿Dios me puso en esto o me metí yo?
Por lo
consiguiente, esto conlleva -en los casos más extremos- a los desánimos, las
murmuraciones, y como último recurso desistir, alejarse y hasta no volver a
servir.
¡¿A cuántos
hemos visto así y tan repetitivo aquí o allá que parece no tener fin?!
Posiblemente estoy describiendo el caso de alguno de nuestros lectores.
Si lo ponemos en
el plano de la simple vida cristiana sin necesariamente tener “un puesto” de
servicio, la cosa no parece cambiar porque todos se encuentran literalmente en
una lucha encarnizada diaria con sus tentaciones, relaciones interpersonales o
con dificultades con otros hermanos o hasta inconversos.
Continuará…