Llevad mi yugo
sobre vosotros… (4° Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
“…venid a mi todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar” Mateo
11: 28
¿Qué sentimiento
le deja a usted este revelador pasaje?
Cuando arribamos
del mundo y de una vida sin Dios, sí que se está muy similar a haber experimentado
los trabajos forzados de una cantera de piedras. Trabajados, asoleados, fatigados,
cargados y adoloridos, con las manos sajadas y las espaldas marcadas, hambrientos,
sedientos. Es la condición de aquellos
que han vivido en esclavitud o el estado de alguien que viene de un largo,
larguísimo viaje a pie; andrajoso, mal oliente, hambriento, sin dinero ni para
pagarse un baño.
El Señor ofrece y
de hecho nos ofreció todo el alivio que necesitábamos y la restitución a una
condición digna. Descanso, pero para esta vida, no a aquella que vendrá después
de ésta como se ha dicho.
No sé qué nos
pasa, pero andamos como locos por puestos (como si fueran tan bonitos) y los
que creen tenerlos, los pelean como si fuera la mejor cosa que les ocurrió en
la vida. Y de este lado (el reino que
nos enseñó el Señor) el asunto no tiene en lo absoluto nada que ver con
puestos.
La gente viene
al Señor y quiere “ponerse las botas” o se las dejan poner por otros sin darse
la oportunidad de estar a los pies del maestro, de descansar, de sencillamente
estar quietos, de disfrutar compartir con los creyentes en comunidad real. De
conocer y ser conocidos. En fin… un proceso vital que debe darse sin premuras
de ninguna especie.
Comprenda, el
tema no es de correr.
¿Y después de
ese proceso?
Pruebas, pero cuyo
único propósito es entrenarnos para formarnos, no devastarnos ni mucho menos
destruirnos.
Ha de ser así para
que comprendamos cuánto hemos crecido y cuán capaces somos. Ojo, todavía no
hemos entrado en la batalla.
Hasta no estar
listos, vendrá el yugo del Señor que será el tiempo para servirle.
Continuará…