Llevad mi yugo
sobre vosotros… (5° Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Hasta no estar
listos, vendrá el yugo del Señor que será el tiempo para servirle.
Y aquí aclaro que cualquier “experiencia” que creamos tener por nuestro paso por el mundo, no nos sirve de nada porque en este reino las cosas funcionan diferente.
El yugo, esa
“incomodidad” que se les coloca a los bueyes. Un buey experimentado junto a
otro joven e inexperto. La idea es aprender a caminar bajo la guía del
que conoce para evitar lo menos posible errores al arar o trasladar carga. La
razón: hacer el trabajo lo más fácil posible y llevar la carga con el mínimo
esfuerzo.
Carga, sí, pero ligera
dijo el Señor.
Imagine lo que
sería para alguien que estuvo toda la vida obligado a llevar carga pesada que
marcó su espalda pensar en tener que volver a algo que solapadamente le plantea
una condición similar. Sería como salir de una pesadilla para entrar a otra. ¿Cree
usted que es eso lo que Dios planeó?
De hecho la
Palabra habla de tribulaciones, muchas tribulaciones y de padecimientos para
los creyentes. Eso es una realidad ineludible. Pero no serán infiernos
invivibles o interminables. No hay nada de eso contemplado para los creyentes
en ninguna parte.
Muchos cristianos
me dirán que hablo fantasías o trato de minimizar las cosas pues ven la vida
cristiana como una lucha feroz en que se llega a la noche agotados para medio
descansar y despertar a una nueva jornada de duro trabajo hasta que otro nos
releve, caigamos exhaustos o muertos. (como un campo de exterminio nazi)
No lo creo.
Debemos
comprender que el evangelio si bien es de trabajo vigoroso en muchas áreas, la
parte más difícil ya la hizo el Señor.
Algunos se
“casan” con el trabajo arduo de ir a “salvar almas” a tal punto, que olvidan que ya ellas tienen un Salvador. Le
aseguro que ni el mundo ni Dios dependen de usted.
Quizá es bueno
recordarles a esos hermanos, que no son Mesías ni Salvadores del mundo. Quizá es
bueno recordarles que no son Moisés guiando a un pueblo en medio del desierto
por 40 años. Tampoco no son ni la sombra del rey David defendiendo a su pueblo
de sus enemigos; ni siquiera Sansón que necesitara fuerzas de búfalo para
derrotar a tantos y tantos enemigos. Aún no son el gran Pablo enfrentándose
solo a evangelizar a los gentiles de su mundo conocido.
Continuará…