domingo, 11 de febrero de 2018

Llevad mi yugo sobre vosotros… (5° Parte)

Llevad mi yugo sobre vosotros…  (5° Parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Hasta no estar listos, vendrá el yugo del Señor que será el tiempo para servirle.

Y aquí aclaro que cualquier “experiencia” que creamos tener por nuestro paso por el mundo, no nos sirve de nada porque en este reino las cosas funcionan diferente. 

El yugo, esa “incomodidad” que se les coloca a los bueyes. Un buey experimentado junto a otro joven e inexperto. La idea es aprender a caminar bajo la guía del que conoce para evitar lo menos posible errores al arar o trasladar carga. La razón: hacer el trabajo lo más fácil posible y llevar la carga con el mínimo esfuerzo.

Carga, sí, pero ligera dijo el Señor.

Imagine lo que sería para alguien que estuvo toda la vida obligado a llevar carga pesada que marcó su espalda pensar en tener que volver a algo que solapadamente le plantea una condición similar. Sería como salir de una pesadilla para entrar a otra. ¿Cree usted que es eso lo que Dios planeó?

De hecho la Palabra habla de tribulaciones, muchas tribulaciones y de padecimientos para los creyentes. Eso es una realidad ineludible. Pero no serán infiernos invivibles o interminables. No hay nada de eso contemplado para los creyentes en ninguna parte.

Muchos cristianos me dirán que hablo fantasías o trato de minimizar las cosas pues ven la vida cristiana como una lucha feroz en que se llega a la noche agotados para medio descansar y despertar a una nueva jornada de duro trabajo hasta que otro nos releve, caigamos exhaustos o muertos. (como un campo de exterminio nazi) 

No lo creo.

Debemos comprender que el evangelio si bien es de trabajo vigoroso en muchas áreas, la parte más difícil ya la hizo el Señor.

Algunos se “casan” con el trabajo arduo de ir a “salvar almas” a tal punto,  que olvidan que ya ellas tienen un Salvador. Le aseguro que ni el mundo ni Dios dependen de usted.

Quizá es bueno recordarles a esos hermanos, que no son Mesías ni Salvadores del mundo. Quizá es bueno recordarles que no son Moisés guiando a un pueblo en medio del desierto por 40 años. Tampoco no son ni la sombra del rey David defendiendo a su pueblo de sus enemigos; ni siquiera Sansón que necesitara fuerzas de búfalo para derrotar a tantos y tantos enemigos. Aún no son el gran Pablo enfrentándose solo a evangelizar a los gentiles de su mundo conocido.


Continuará…