Lo
más leído (Top 20 de Publicaciones) PUBLICACIÓN 8
Seguimos compartiendo esta serie sobre las
publicaciones más leídas de nuestro blog. Sin duda querrá leer los temas
completos para una mejor comprensión. Le instamos a hacerlo y para ello le
facilitamos en cada título su fecha de publicación para que pueda ubicarla en
nuestro archivero. Le bendecimos y
oramos al Señor porque cada publicación le ayude a cimentar su fe.
Publicación 8
Primordialmente por
las casas… ¿Y el templo? 8° parte
Ubíquelo en la fecha 21-3-2015
Escrito Autóctono
Continuación…
Me llama la atención que después de
conocer por más de 3000 años la figura del altar de piedra, los hombres de Dios
nunca más lo volvieron a utilizar desde que llegó el templo en obediencia a lo
que Dios había dispuesto; ni tampoco lo retomaron aún cuando este fue
derribado. ¿Por qué nos empeñamos
nosotros en conservar el concepto de templo físico “santificado”, si el último
fue tumbado hace 2000 años y ha quedado demostrado que Dios dispuso otro
templo? Estamos repitiendo lo que le ocurrió a Israel, manteniendo por más de
700 años una serpiente de bronce que fue levantada en el desierto, la cual Dios
utilizó en su momento para sanar a quienes eran picados por víboras pero que
ahora tuvo que destruir el rey Ezequías (2°
Reyes 18: 4) por que la habían convertido en un ídolo de adoración.
Edificamos templos creyendo que eso debe seguir siendo así y engañamos a las
personas por siglos diciéndoles que esa es la casa de Dios y su santuario y nos
engañamos también a nosotros mismos.
¿Comprenderlo significa entonces no
volver a los templos físicos que se han erigido? ¡Que no se me juzgue acusándome
de tal cosa! Quien lo quiera entender así es su problema y también su excusa.
Tampoco que nadie pretenda decir que
saber estas cosas les resta fe a las personas (ya bastante diezmada por cierto)
y les hará alejarse de sus “iglesias” o “templos”. Creo que ya existen razones
suficientes y no necesariamente el conocimiento de la Palabra por la que muchos
abandonan los templos y las llamadas iglesias en la actualidad. Cada quien
sabrá sus razones reales para mantenerse o alejarse de un sitio, pero por Dios ¡basta
de ignorancias! pues la verdad de las cosas ha estado disponible y abierta para
todos en la Palabra de Dios.
No avalo el templo físico moderno
porque sé que nunca ha sido la casa de Dios. No lo desecho ni motivo su cierre,
porque es un edificio material como cualquier otro. Lo que las personas se
atrevan a hacer allí dentro, bueno o malo, es algo por lo que tendrán que
responderle a Dios igualmente como lo bueno o malo que hagan fuera de esos
sitios. No hay diferencia.
Si usted santifica un sitio y lo respeta
creyendo que está bien, lo hace por religiosidad y atadura al pacto terminado
en la cruz. Lo hemos visto en la Palabra. Si insiste en ir a un sitio por
relacionarse con Dios o por estar con los hermanos, insiste en ello porque
quiere, pues Dios mostró hace 2000 años un camino nuevo muchísimo más excelente
y práctico para alcanzarlo y ese es Cristo. La forma y manera de hacerlo en
esta nueva dispensación según está expuesto en la Palabra no es un santuario
físico.
Lo que necesitamos es cambiar de
forma de pensar.
Para los que no aprecien ninguna
otra forma más de reunirse a adorar a Dios; pues que sigan haciendo sus cultos
allí. Nuestro enfoque ha de ser en la Palabra; ¡es nuestro deber!
¿Saben?, esos edificios podrían ser
sumamente provechosos si no se les da solamente un uso de seis horitas de
cultos a la semana. (¡Qué desperdicio de recursos!)
¡Cómo cambiarían para bien los lugares
en donde están erigidos si se usaran para el beneficio de la comunidad o región
en que se encuentran! Imagine a los hermanos y hermanas invirtiendo una o dos horas
de su tiempo semanal para enseñar a trabajar y a cómo ganarse la vida
honestamente a las personas (hombres, mujeres, jóvenes) de esos lugares. ¿No
dice Hechos que los hermanos tenían favor con todo el pueblo? Hechos 2: 47. Están los locales, están
los recursos a la mano. Esas grandes obras con las que hemos querido servirle a
Dios, podrían beneficiar de manera práctica a la nación en que Él nos ha
puesto. Le aseguro que los no creyentes amarían esas “iglesias” pues estarían siendo
beneficiados directa y gratuitamente
sin necesariamente temer que les metan una religión con cuchara. Allí si que
verdaderamente se sería luz a las naciones acercando a los hermanos a los no
creyentes y ellos podrían ver la diferencia de las personas seguidoras del
Señor. Nos expondríamos y ganaríamos al mundo pero para Cristo sin estrategias millonariamente
improductivas ni tampoco estratagemas de unos pocos aprovechados interesados
solo en el dinero. Eso podría traerles vida a los no creyentes sin
proponérnoslo como tal (“y el Señor
añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”). Imagine la
felicidad de los hermanos y hermanas en poder servir. Revolucionaríamos a
nuestra generación, nuestras comunidades y países y el reino de las tinieblas
retrocedería. Imagine si todos los templos que hemos erigido lo hicieran, ¡cómo
bajaríamos los índices de pobreza en nuestras naciones y cómo subiríamos la
productividad! Entonces veríamos a los hermanos ofrendando y colaborando para
lograr esos sanos propósitos y Dios se haría real para todos. También veríamos
a los no creyentes colaborar, deseosos de que cosas así continúen y crezcan. Se
dejaría de ser una de tantas cansadas religiones y se cumpliría la voluntad de
Dios. Imagine un invertir recursos para cubrir las necesidades básicas de los
pobres o para cuidar sus niños mientras se les enseña un oficio a los padres,
todo de manera gratuita “dadles vosotros de comer” Marcos 6: 37.
Pero cuidado con algún “iluminado” o
líder religioso corrupto que mire esto y lo vea como una oportunidad política o
económica. ¡El Señor les trate!
Cualquiera pensaría que llegar a
algo como esto es una fantasía, pero bendito sea el Señor que ya hay hermanos
haciéndolo y bendiciendo sus comunidades y zonas. Ahora las obras que edificaron desarrollan
labores sociales gratuitas para los necesitados e inclusive están
generando algunas fuentes de trabajo para muchos creyentes. Están cambiando sus
regiones para bien, y le digo más, esas regiones los aman y hasta los
defienden. ¿Acaso no hemos sido llamados a eso? ¿Acaso no hemos de ser agentes
de cambio honestos para con el mundo?
Porque nuestro enfoque no es quedar bien con el mundo ni que se
nos haga un monumento por benefactores, sino servir a Dios y mostrarle con
hechos contundentes.
Continuará…