La Voluntad de Dios para mi vida (16°
Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Moisés, el libertador, título que de hecho
hubiese menospreciado pues jamás antes de su llamado se hubiera considerado tal.
Los primeros 40 años de su vida los vivió siendo formado en todo lo que
cualquier Egipcio hubiese deseado siendo el supuesto sobrino del Faraón. Sus
segundos 40 años los vivió como un extranjero en tierra ajena, alejado de su
pueblo y prácticamente deseoso de olvidar sus raíces propias. Tan es así que
hasta tuvo dos hijos varones y no los había circuncidado como era la costumbre
para cualquier israelita de hacerlo a los días de nacidos. Llegó a esa tierra
huyendo por haber asesinado a un egipcio. Así que ni se sentía libertador ni lo
hubiese querido ser nunca.
Sus terceros y últimos 40 años los vive
guiando a un pueblo rebelde por el desierto que quedó postrado allí por su
desobediencia a Dios y por cuya causa Moisés mismo se vio impedido de entrar a
la tierra a la que Dios les llevaba. Tan solo los hijos de ellos (una nueva
generación) lograron entrar junto a Josué y Caleb de todos aquellos que habían
salido de Egipto.
Ahora bien, recapitulemos su vida desde el
momento de ser llamado por Dios.
Moisés ni buscaba a Dios. Se “tropieza” con
Él por la curiosidad de ver una zarza que ardía sin consumirse en una montaña. Desde
esa zarza Dios le llama a hacer lo que no se hubiese propuesto por sus propios
medios: regresar a Egipto a liberar al pueblo que literalmente había sacado de
su vida. Ni eso ni mucho menos ir a enfrentar solo al faraón y a su imperio
para despojarlo de aquellos a los que consideraba sus esclavos. Una locura. Interesantemente
Moisés es sino el único, uno de los únicos que trata de averiguar más detalles
de cómo hacer lo que Dios le está mandando a hacer y Dios en su soberanía le
responde, no como algo que debamos hacer porque la Palabra recalca que Dios no
da cuenta de ninguna de sus razones (Job
33: 13). Más Dios que es rico en misericordia le responde. Entendamos esto,
Él puede revelar un hecho dentro de su Voluntad pero no espera que nosotros le
preguntemos detalles de cómo la hará. Definitivamente es un asunto de creer,
sin embargo Moisés en realidad ya no se sentía parte de ese pueblo ni Dios se
le había revelado sino hasta que fue tiempo.
Pero ¿podemos consultar o preguntar a Dios
sobre cualquier asunto? De eso hablaré luego pero le insto a continuar con la
lectura.
Moisés va, pero aún así totalmente dudoso y
prácticamente empujado por Dios, y es en el proceso que aprende a conocer a aquel
que lo llamó. En toda su existencia nunca había estado buscando la voluntad de
Dios para su vida. Ni siquiera ahora que Dios lo llama, ni cuando está en
Egipto, ni mientras dirige al pueblo en el desierto; todo lo que hace es
obedecer a Dios al pie de la letra en lo que Él le dice y la Voluntad de Dios
continúa su invariable propósito.
Continuará…