domingo, 20 de octubre de 2019

La Voluntad de Dios para mi vida (29° Parte)


La Voluntad de Dios para mi vida (29° Parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Se ha dicho que en el Antiguo Testamento hay unos 600 mandamientos de Dios, en los evangelios existen por el orden de los 300 mandamientos de Cristo el Señor y en Hechos de los apóstoles y las cartas escritas tenemos aproximadamente unos 564 mandamientos de Cristo impartidos por los apóstoles con lo que estaremos total y completamente certeros de la Voluntad perfecta de Dios.

Necesitamos examinarlos como le reitero, no en ningún libro de nadie sino únicamente en la Palabra de Dios.

Sin embargo, deseo aquí compartir con usted (sin pretender obviar ni uno solo por supuesto) algunos que requerimos tener -yo diría- en primera línea de escrutinio, no por ser más importantes sino por lo que vemos se afronta en la vida cotidiana del cristianismo actual. Lo que quiero es por ahora ahorrarle una búsqueda monumental y un tratar de asimilar cosas preliminarmente, sin tomar en cuenta estas consideraciones de vital importancia. Lo que voy a hacer lo hizo ya el Señor con los judíos quienes igualmente pasaron por alto esto tan importante por cierto. Mateo 23: 23 y 24 

El Señor dijo que los mandamientos se resumían en Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo de la misma manera como nos amamos a nosotros mismos (Marcos 12: 30 y 31). Esta síntesis que nos ofrece el mismo Señor, supera todos los sacrificios y toda la sangre que se pudiera derramar en un altar en honor a Dios como se muestra continuando en el verso 33.

De manera que a nadie que no ame a Dios le interesará saber cómo piensa Él o lo que quiere y quien no ame a su prójimo tampoco le importa dañarlo si tiene la oportunidad.

Así que el amor resulta ser práctica perfecta dentro de la Voluntad de Dios para todos. Más viendo cómo está el mundo y la iglesia misma, se requiere que nos volvamos y encarrilemos a su Voluntad de todo corazón. Si usted no procede a amar, la Palabra aclara que tampoco usted ha conocido a Dios y es muy probable que ni siquiera califique como su hijo sino que muestra todas las características de ser hijo “del otro” (1° Juan 4: 8, 20 y 21). Así que aunque se sepa al dedillo todos los mandamientos de la Palabra y conozca todos los misterios, sin amor, de nada le sirve (1° Corintios 13: 2).

Pero eso no es todo. Veamos algo medular y que está en cuidados intensivos en el reino… muy falto en el pueblo de Dios, valga decir.

Continuará…