domingo, 28 de noviembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 10° Parte

Las “tres partes” del hombre  10° Parte

Continuación…

Que proponga en este escrito el hecho de que somos el alma -algo que me parece tan claramente planteado en la biblia-, resulta particularmente interesante leer en sus páginas como Dios cuando habla al hombre, no habla a su cuerpo ni lo percibe a él como el cuerpo que le dio, el cual es solo la casa para que viviera en este mundo. Habla al hombre por medio del espíritu por el cual así mismo el hombre puede tener consciencia de la realidad invisible (eternidad) y del Dios que le hizo. Y eso es posible siempre y cuando el espíritu esté pleno en su función dentro de él, es decir que haya sido vivificado por Cristo.

El cuerpo y el espíritu no nos pertenecen como para sentirnos dueños y hacer con ellos lo que nos parece. Más bien la Palabra nos recomienda que los cuidemos (1° Tesalonicenses 5: 23), que les proporcionemos todo lo necesario para que estén vitalizados en relación con Dios para que nosotros (el alma) seamos resguardados en Cristo el Señor. Necesitamos al Espíritu Santo en nosotros definitivamente para que la Vida del Padre fluya en todo nuestro ser por medio del espíritu que Él puso en nosotros que vivificado por el sacrificio de Cristo nos renueva. Entonces el cuerpo (la carne) que una vez estuviera presa del pecado, ahora es libre para servir al Señor y hacer lo que a Dios le agrada todo el tiempo. No se cumple que sigamos viviendo en pecado habiendo sido vivificados como muchos inclusive creen. Todo lo anterior ha de quedar atrás porque ahora somos nuevos (2° Corintios 5: 17).

Por ejemplo y compartiendo más acerca de cómo se han asimilado estas partes desde el cristianismo tradicional, por mucho tiempo he escuchado expresiones tales como: “No somos seres terrenales teniendo una experiencia espiritual sino seres espirituales teniendo una experiencia terrenal”.

¿Qué piensa usted de esa expresión conociendo la doctrina bíblica que hemos venido analizando?

¿Sabe…?, suena bonito y hasta tiene tintes de revelación, pero por lo indagado, es un error doctrinal y un mal entender si ya hemos comprendido que somos el alma y no el espíritu.

Continuará…


domingo, 21 de noviembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 9° Parte

Las “tres partes” del hombre  9° Parte

Continuación…

Pero respecto a la muerte, se está muerto, definitivamente muerto, cuando el cuerpo ya no contiene al espíritu y por supuesto ya no estamos nosotros tampoco.

Es interesante como el Señor decide pasar un proceso similar al nuestro al entrar a este mundo. Dice la Palabra que se le preparó cuerpo (Hebreos 10: 5).

Así que Cristo requirió como todos nosotros un cuerpo que tuviese vida aportada por el espíritu, y su presencia habitando allí exactamente como nosotros en forma de embrión generado en la concepción que se suscitó en el vientre de María.

La concepción nos provee el cuerpo con vida en forma de embrión (es decir desde ese momento ya tenemos espíritu porque el embrión está vivo) y ya lo habitamos pues fuimos puestos instantáneamente allí al entrar junto con la vida. Nuestro estado por ahora será inconsciente para esperar a que todos los miembros sean formados. Aunque ya somos parte de este mundo, todavía no participaremos de él por nueve meses hasta que nazcamos.

Me atrevo a pensar que el espíritu es el que produce los procesos biológicos para que se formen todas las extremidades y se desarrollen plenamente los diferentes sistemas. No lo digo como un gran descubrimiento sino porque científicamente se sabe que la vida permite que se genere el crecimiento de los tejidos conforme la información genética que está contenida en las células. Un embrión muerto ya no se desarrolla. No crece ni continúa sus procesos pues no manifiesta signos normales de vida.

Al unirse el óvulo con el espermatozoide, sucede en ese instante la presencia del nuevo ser que provino junto con la vida.

A la vida no la podemos manipular nosotros, ella proviene de Dios manifestada en el espíritu que Dios dio al hombre junto al alma, el individuo que Dios colocó en ese cuerpo orgánico desde el preciso momento de ser concebido.

Continuará…


domingo, 14 de noviembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 8° Parte

Las “tres partes” del hombre  8° Parte

Continuación…

Recordemos un pasaje en la vida del profeta Elías, cuando ora a Dios por que regrese el alma al cuerpo de un niño que había fallecido (el hijo de la viuda) 1º Reyes 17: 17 en adelante. Especifica que el niño había enfermado gravemente y que no quedó en él aliento (espíritu). Evidentemente murió.

Un cuerpo sin espíritu muere (léalo de nuevo Santiago 2: 26). El alma también sale del cuerpo pues no tiene capacidad de hacerlo vivir, lo que es función o trabajo del espíritu. 

La oración de Elías nos deja ver que el niño es su alma, no su espíritu pues pide a Dios concretamente que el alma regrese al cuerpo. Interesantemente no pide que regrese el espíritu. ¿Por qué? Porque para que alguien (el alma) ingrese a un cuerpo, este debe estar capacitado con vida lógicamente. Fue lo que hizo Dios en el principio. Sopló espíritu de vida en la nariz de aquella figura de barro lo que la convirtió en un cuerpo orgánico capaz para funcionar e instantáneamente lo capacitó para tener a Adán en él. El alma que era Adán tuvo entonces un cuerpo con vida para habitar en este mundo. Ese ingreso al cuerpo por parte del espíritu que lo dota de vida y de el alma (Adán) para que lo manipule, no sucede en instantes diferentes, sino al mismo tiempo. De hecho, Adán ingresa al cuerpo “envuelto” en el espíritu cuando Dios les sopló en la nariz de aquella estatua de arcilla. Es instantáneo su acceso al cuerpo. De la misma forma saldrán del cuerpo cuando sea su muerte.

La función del alma y del espíritu en un cuerpo es algo que podemos ver claramente en situaciones que nos son muy conocidas.

Por ejemplo, un cuerpo con espíritu funcional pero con el alma nula, se podría comparar a un cuerpo viviente pero dormido. Como cuando se está sedado. El cuerpo puede ser manipulado, movido, tratado por otros y la persona no se entera de nada. Su grado de consciencia es cero. Sus funciones vitales muestran un cuerpo viviente pero que no se comunica, no habla, no se mueve.  La persona dentro de ese cuerpo se encuentra en estado inconsciente; puede que esté experimentando un sueño profundo o nada, pero lo cierto es que está ajena a este mundo.  Esto nos reafirma como la consciencia forma parte del alma que es el hombre.

Por otro lado, un espíritu inhabilitado en las capacidades que brinda al cuerpo y con el alma plenamente consciente, es igual a alguien que sufre una parálisis en todo su cuerpo por un accidente de tránsito o por un daño cerebral o enfermedad y es incapaz de mover ningún miembro. La persona queda como encarcelada dentro de su propio cuerpo.

Continuará…


sábado, 6 de noviembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 7° Parte

Las “tres partes” del hombre  7° Parte

Continuación…

Muchos describen al alma como las emociones expresamente haciendo de ella tan solo una parte de quien se es, pero no se la reconoce como la esencia propia del ser en sí. Si el alma fuera las emociones, le digo que la biblia describe emociones también en el espíritu. Observe Prov. 17: 22-tristeza-; Eclesiastés 7: 9-enojo; Lucas 1: 46 y 47-regocijo; Juan 13: 21-conmoción.

Por eso es que algunos no se ponen de acuerdo creyendo que el alma y el espíritu son la misma cosa produciendo un error, pero ya usted vio la diferencia. Esos pasajes denotan entonces que el espíritu no es una energía ni nada por el estilo. Jamás podríamos aceptar que el espíritu sea una cosa. Es un disparate porque al ser vida y provenir de Dios se entiende con la vida y funciona como tal. Salió de Dios tal como el alma. El espíritu es vida y provee vida para este cuerpo terrenal. El alma que somos nosotros, posee vida en sí mismo, y esto es así porque ambos provienen de Dios que es la Vida misma. Si el alma no tuviera vida, al morir quedaríamos en un vacío inconsciente. Ya ampliaremos luego esto, pero como vemos tanto el espíritu como el alma muestran características vivas.

Entonces el alma no son las emociones, sino que posee emociones que es diferente. Y… no tenemos alma, somos el alma que es diferente.

Esto nos lleva a otro argumento; si aceptamos la postura bíblica de que el alma es el hombre, es imposible que nos percibamos describiéndonos desde fuera de los tres conceptos con que se nos relaciona (alma, espíritu, cuerpo) como si existiera una cuarta parte (nosotros) expectante; refiriéndose a los otros aparte de sí (¿me explico?). Si el alma fueran las emociones, el espíritu un ente que Dios puso en usted y el cuerpo el estuche ¿entonces en dónde está usted? Jamás puede ser los tres ni tampoco usted tiene un poco de los 3 que lo componen.

No deja de ser preocupante que esa sea la visión que han adoptado millones como su realidad, lo cual genera problemáticas doctrinales.

Dicha posición es el legado de la tradición e inclusive de filosofías y creencias místicas y nunca de la Palabra bendita de Dios. Tal creencia es la responsable de mantener a esos millones confundidos o finalmente ignorantes de cómo están planteadas las cosas en la Palabra en detrimento claro de esas personas.

Continuará…