domingo, 11 de mayo de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 137

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 137

Continuación...

Los israelitas buscaban su propio gusto en el día del ayuno, (verso 3) es decir, iban tras lo que era su interés y no el de Dios. Dios les reclama esto y como oprimían a sus trabajadores. ¡Vaya contrariedad!

Si seguimos leyendo, lo hacían más para ser vistos, que los demás miraran cómo se humillaban. Completamente plástico. (verso 5)

En el verso 6 el Señor les dice qué es lo que Él quiere: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?” Nótese que es un tema de aplicarse en la justicia, la libertad y la misericordia para con los demás.

Y hay más,

Verso 7: “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?”

El ayuno del Señor tiene que ver en cómo atendemos a los necesitados más que en pasar hambre y que vean que somos muy entregados a Dios.  

De nuevo no se trata de buscar poder para ser un cristiano portentoso que haga maravillas, o que los demonios teman y huyan… (eso te lo vende la religión), sino que hagas la obra que a Dios le interesa que tiene todo que ver con cómo se encuentra tu prójimo y tu hermano y no te quedes de brazos cruzados; ¡que hagas algo!

Ayunar necesariamente requiere nuestra humillación porque nos cuesta mucho ver y comprender el deseo del corazón de Dios en medio de un mundo tan injusto y atestado de cosas que llaman mucho la atención, nos satisfacen y ocupan nuestro tiempo. Todos buscan su propio bienestar y placer y entre todo, los demás desaparecen. Necesitamos ser ubicados, porque tanto no nos deja ver el camino. Para eso sirve el ayuno.

Continuará…