¿Se trata entonces de satanizar un local? Parte 11
Continuación…
Observe:
Si apuntamos hacia un local, eso representa adquirir un terreno (dinero), buscar permisos y hacer planos (dinero), hay que constituirse en una asociación legalmente respaldada con su respectiva personería jurídica (dinero). Hay que adquirir materiales y contratar constructores (dinero); hay que detallarlo y embellecerlo (dinero); hay que proveerle las condiciones básicas de funcionamiento (dinero). Hay que asegurarlo (dinero). Se deben incluir todos los enseres necesarios para desarrollar actividades multitudinarias en ellos (dinero). Si queremos darle elegancia y mayor comodidad, eso significa más dinero. Hay que proveerle mantenimiento y cuidado (dinero y más dinero), pagar impuestos (dinero) y además requerirá personas profesionales que lo administren (más dinero aún).
Luego también hay que pagar (dinero, dinero) los ministros que se encarguen de darnos la Palabra y que se entiendan de liderarnos y manipularnos…
Todo un compendio de recursos que se malgastan sin más ni más. Y para lo importante que Dios había ordenado… ya no alcanzó.
Y viene lo peor… locales que cuestan verdaderas fortunas y que exigen recursos diarios, pasan cerrados la mayor parte del tiempo dándosele uso una o dos veces a la semana en la mayoría de los casos. ¡¡Qué mal!!
Locales que envanecen los corazones de quienes los edifican por las grandes obras que han levantado.
Locales que envanecen los corazones de quienes lideran a los que allí se reúnen y cuentan semana a semana con auditorios que les escuchan con toda sumisión las ignorancias que se atreven a decir y que sostienen subordinadamente sus rebosantes billeteras; luces y cámaras que les enfocan para sentirse reconocidos e importantes exponiéndoles al mundo pero para llamar ingenuos y atraerlos hacia sí.
Continuará…