Versículos… ¿controversiales?
(1° parte de 16)
Escrito autóctono
Introducción
A ver; hemos estudiado ampliamente y
publicado en este blog los argumentos acerca de la autoridad y su buen uso
conforme los lineamientos que nos brinda la Palabra de Dios.
Lo hemos hecho a sabiendas de los postulados
que por muchos años conocimos doctrinalmente hablando y forman parte de la
creencia de millones de personas en todo el mundo, que al sopesarlas sin
prejuicios de ningún tipo, las hemos hallado carentes de apoyo; esto es, argumentos
muchísimas veces basados en algunos versículos aislados y no como debía ser, tomando
en cuenta todo el contexto de versículos en el entorno de cada pasaje y por
supuesto el contexto bíblico general.
Más esto no quiere decir -y lo
aclaro-, que esos millones estén equivocados y por lo tanto estemos
“descubriendo el agua tibia”. Sería pretensioso y hasta jactancioso de nuestra
parte aseverarlo. Lo que ha habido es una herencia de enseñanzas que se repiten
generación a generación e implican hasta temor si se cuestionan, mucho por un
asunto de intereses de algunos que necesitan que mejor las cosas se mantengan
como están. Otros prefieren no ir en
contra del Status Quo a pesar de saber y ver que las cosas están mal
interpretadas.
Hemos ahondado en el análisis de
prácticas implementadas en la vida de la iglesia moderna producto de esas malas
interpretaciones tales como “coberturas y/o paternalismos espirituales humanos”
ó “sostenimientos manipulados de la obra de Dios” entre otros temas, desmintiéndolos; apoyándonos plenamente en las Escrituras y
teniendo el cuidado de no tergiversar absolutamente nada de la Palabra de Dios.
No hemos torcido la Palabra a decir
cosas de acuerdo a la interpretación particular de algún “iluminado”, ni
basados en los conceptos de organización alguna a la que nos debamos; aún nos
hemos cuestionado a nosotros mismos para lograr fundamentar cada planteamiento con
suficiente argumento bíblico. Insistimos en atar cualquier cabo suelto y no
dejamos nada sin escrutar por el simple pensar que podría minar algún principio
hallado que quisiéramos demostrar. (Porque si hay algo que no coincide, con
toda honestidad debemos buscar el punto discordante y darle seguimiento a la
investigación desde términos concluyentes).
Como si eso fuera poco, hemos
reunido amplia información histórica, analizado las expresiones con las
herramientas idiomáticas en español, griego y hebreo disponibles, sin dejar de
lado la información arqueológica con la que se cuente para ayudarnos a
respaldar las ponencias presentadas. Hemos revisado no una, ni dos, ni tres
versiones bíblicas, sino todas cuantas podamos para afinar la línea doctrinal
sana implícita en los Escritos Sagrados.
Creo que esa debe ser la tarea a la
hora de buscar la línea de la Palabra de Dios. En otras palabras, realizar una
investigación objetiva, sin prejuicios, interesados en hallar la pureza de la
doctrina aunque las respuestas sean radicales, impopulares o hasta contra
convicciones previamente adquiridas o en las que hubiésemos sido formados. Creo
que la honestidad debe ser la tónica y base.
De otra manera ¿con quién queremos
quedar bien? ¿Cuál es el interés real que nos mueve? ¿Tenemos libertad de
cuestionar o simplemente somos vasallos al servicio de esas convicciones
mencionadas o de los intereses de otros llámese personas u organizaciones?
El conocer la Verdad, dicho por el
Señor, hoy repercute con mucho mayor fuerza que nunca y esto debe ser así en
medio de una sociedad que cada vez se hace más libertina y arrastra tras sí aún
a la misma iglesia de estos tiempos, poniendo los valores reales y eternos
entre dicho. No podemos, ni debemos cruzarnos de brazos a esperar un milagro de
Dios, mucho menos cuando Él nos ha dado las herramientas necesarias y además ha
puesto su Espíritu en nosotros para que su Poder sea manifiesto y las tinieblas
retrocedan.
El apóstol Pablo le enfatizó a
Timoteo: “…ten cuidado de ti mismo y de la doctrina”. Esa ordenanza no ha
dejado de ser, y cada creyente debe y tiene la responsabilidad de revisarlo
todo en procura de un caminar más diligente delante del Señor, y mayormente si
el Señor le ha otorgado personas a las que debe enseñar.
¿Cuál es mi intensión con todo esto?
Que la luz de la Palabra ilumine las mentes y los corazones de aquellos que le
aman. Alguien podría pensar que planteado en algún libro, esto podría llegar a
ser un éxito en ventas, más no me mueve el dinero, solo la libertad de aquellos
que desean conocerla.
También aclaro que no existe el
mínimo interés en mí de que esto sea utilizado por ningún pleitero, que quiera
tener argumentos para ir a disentir con hermanos y hacer estupideces. Dios nos
llamó a la paz, y en paz hemos de tratar los asuntos. Todo lo que no se haga de
esa manera no viene de el Señor.
Dicho esto quiero presentarle algo a
lo que me han llevado los años de estudio e investigación tal como mencionaba,
pero que hasta el día de hoy no había publicado. Se trata de pasajes bíblicos
utilizados comúnmente por muchos para apoyar y justificar sus prácticas. Esto
es de suma importancia y necesidad. Acá no solo pretendo presentarlas tal como
se dicen, aceptan y enseñan en esos sectores, sino que mi interés es cuestionarlas
y explicarlas a la luz de la Escritura sin ningún temor.
Porque… o la Palabra de Dios presenta dos caras de la
moneda o solo hay una que no hemos
querido tratar pues no nos conviene.
Estoy convencido de que esto último es lo correcto.
En mi caso, estoy por la verdad y
nada más.
Procederé entonces a dilucidar lo que he llamado los “Versículos
¿controversiales?”
Continuará…