Conversaciones de iglesia (5º Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Alguien
aquí podría decir: “Pero es que la sociedad ha cambiado y hoy se necesita por
disposición de las leyes que cada iglesia sean organizaciones debidamente
conformadas para ser reconocidas”. Le digo que usted está en lo correcto. Y eso
es así porque quienes abren una iglesia, por defecto creen necesitar de un
local propio para reunir allí a la mayor cantidad de personas que puedan, entonces
es un requerimiento tenerla suscrita y cumplir con la ley. Pero, ¿cuándo fue necesario
ser reconocidos por el Estado o la ley? No se ve a la iglesia en la Palabra teniendo
tal necesidad ni lo buscó porque nunca se consideró a sí misma una sociedad de
tipo legal que ocupara dicho aval.
Si
usted está en o tiene una iglesia como cualquiera de hoy en día, no debe
funcionar fuera de la ley, ni debe buscar liberarse de sus responsabilidades
para con el Estado, porque usted forma parte de una agrupación que tiene bienes
materiales, maneja finanzas y un local con un nombre que debe ser registrado
debidamente pues ocupa un espacio que demanda ser atendido y plantea responsabilidades varias. ¡Así que debe cumplir con las leyes humanas como Dios manda si
desea funcionar así!
Pero
si un grupo de creyentes simple y sencillamente se reúnen como familias en
cualquier lugar, sin ningún nombre, ni están adquiriendo bienes comunes, ni
requieren de terreno alguno porque no piensan en construir ningún edificio, ni
alquilar local permanente de ningún tipo, solo se ven y se edifican mutuamente
donde quieran; entonces no ocupan conformar ninguna figura legal de ninguna
clase. La ley no les impide verse como lo sería cualquier reunión familiar o de
amigos.
¿Acaso
para hacer una reunión en una casa o una fiesta familiar se debe pedir permiso
o inscribir la tal familia como una sociedad legal para poderlo hacer? Obviamente
que no. Aún cuando fuere en un sitio público, mientras que no se altere el
orden y la decencia, nadie solicita ningún permiso ni tampoco se lo piden. Al
menos eso es así en los países libres.
En
países en que se reprime la libertad de culto, el crecimiento de la iglesia
genuina del Señor se ha dado en mayores proporciones que en países libres, porque
de todas formas no hay manera de que se pueda controlar lo que se hace en cada
casa de cada ciudadano del país.
La
iglesia de la biblia, nunca requirió pagar ningún impuesto de nada como agrupación
eclesial, ni hacer gastos de representación de ningún tipo, porque no estuvo en
ellos nada de eso, ni pretendieron darse a conocer como un movimiento
determinado, ni tampoco exigir derechos de nada. No requirieron afiliarse a ninguna
otra organización ni gobierno alguno. La razón, no eran un movimiento eclesial.
Más
bien como le ocurrió al mismo Señor, cuando les tocó ser maltratados
injustamente, recibieron el daño sin protestar ni manifestarse con pancartas
por las injusticias que les hacían. A muchos inclusive les tocó igual que al
Señor ofrendar sus propias vidas y morir injustificadamente en el circo romano como si fuesen
malhechores o delincuentes. Cuando
abrieron sus bocas, solo lo hicieron para morir cantando. ¡Qué valentía y
grandeza de hermanos de los cuales este mundo no era digno!
Pero
de acuerdo a su vida normal y en tiempos de quietud, cada hermano pagaba sus
impuestos y cumplía fielmente con la ley como ciudadanos comunes y ejemplares como
lo podría hacer cualquier otro habitante, más la iglesia como tal nunca fue una
sociedad inscrita que perteneciera a nadie. Históricamente no hay nada de eso. Le aseguro que de haber tenido que
anotarse ante el Estado para fines de reconocimiento, tenían medios legales
para poderlo hacer como cualquier otra agrupación en aquella época. Impresionantemente
en ningún documento histórico ni arqueológico se habla nunca de iglesias
anotadas como entidades legales por ninguna parte durante sus primeros 300
años de existencia y de haberlo, tendríamos documentos registrales que lo comprobaran.
Por
mucho que nos sorprenda, el imperio romano estaba más organizado de lo que
pudiésemos pensar 2000 años después. De hecho mucho del funcionamiento de los
sistemas modernos, nacen de la forma en que Grecia y Roma funcionaron, siendo
Roma en muchísimos aspectos un Imperio innovador, duradero y exitoso. Y a la
iglesia del Señor le tocó manifestarse en su seno y lo hizo y triunfó.
No
nos consideremos los privilegiados de la historia humana solo por estar
tecnológicamente más avanzados ni lo demos por excusa para hacer todo lo que se
nos ocurra con la iglesia del Señor en estos tiempos.
Hay
una forma que nos brinda la misma Palabra de Dios que nos permite comprender el
verdadero sentido de cómo interpretar la iglesia. Pasemos a verlo.
Continuará…