Conversaciones de iglesia (7º Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
En
ninguna forma nada de esto pretende lavar la voluntad de nadie de “asistir a su
iglesia”. Únicamente brindarle la perspectiva real de las cosas que de por sí
está a la vista de todos si las analizamos conscientemente. No oculto mi
intención -como hasta aquí no lo he hecho- y es que la libertad se extienda
ante nuestros ojos tan amplia como es y según hemos sido llamados a ella
conforme dice la Palabra. Nadie debía sentirse ni terminar siendo por un lado
esclavo de doctrinas o movimientos humanos, ni por otro un “Llanero Solitario”
como para vivir separado de los demás (ambas cosas son diabólicas). Esta
información debería concientizarle primero en quien es usted y segundo en la
gran familia que tiene por todas partes para compartir con ellos.
Retornando
a lo que nos enseña la Escritura, pensemos por un momento: ¿cuántos hermanos
creyentes podrían haber diseminados en regiones tan grandes como Colosas,
Corinto, Tesalónica, Efeso, Filipos, Galacia, etc?. Note por ejemplo que Pablo escribe en
una parte carta para la iglesia…en Corinto (1º
Cor.1: 2), y en otra para las iglesias de Galacia (Gálatas 1: 2); (Pruebe decir “cuerpo de Cristo” en el primer ejemplo a
ver cómo le suena) ¿Verdad que sonaría extraño decir “cuerpos de Cristo” en el
segundo cuando aparece "iglesias" (forma plural)?
Sin
duda habría muchos hermanos con iglesia en sus casas en Corinto y
Galacia, pero ninguno de ellos se autoconsideraba independiente o que conformaran
un grupo de muchas iglesias de corte denominacional.
Lo
mismo con Juan en Apocalipsis y el mensaje a las 7 iglesias. Decir “la iglesia en Efeso” (Apoc. 2: 1), o “la iglesia en Pérgamo” (2: 12),
por mencionar solo dos de las regiones,
no se refiere a que existiera un único grupito de hermanos en cada una de estas
regiones tan grandes, ni que fueran independientes de los demás grupos de
hermanos en la misma región o de las otras regiones. Imagine áreas tan extensas
con un solo grupo local cada una. Es absurdo. Se refiere a 7 lugares o regiones
bastas en que estuvieron distribuidos los hermanos de esa gran zona de Asia
menor (hoy el oeste de Turquía). No dice “Escribe al ángel de las iglesias en…”
sino “al ángel de la iglesia en…” denotando entonces un mensaje para toda la
iglesia (muchos pequeños grupos de hermanos) de cada región.
Tampoco
nada, ni en el contexto, ni en el léxico usado por Juan, nos induce a creer que
el mensaje especificado, se estaba enviando a una sola pequeña agrupación de entre
las muchas agrupaciones de hermanos que había en cada gran región mencionada. Querer
hallar en la biblia la figura organizacional y denominacional que pluralizó a
la iglesia en un panel de pequeños subgrupos independientes unas de otras o denominacionalmente divididas tan común hoy
día, es como querer hallar el eslabón perdido. Sabemos que no existe.
¡Cómo
cambiaron las cosas! ¿No es cierto?
Según
nos comunica la Escritura, el Señor había detectado un problema característico
que tenían los grupos de hermanos de cada región según sus límites geográficos.
Bueno,
de todas formas es que así es como trabaja el reino de las tinieblas. Afecta no
a un grupo sino a todos los grupos de una zona con el mismo mal, que muy bien puede
ser diferente al mal con el que está afectando a otros grupos de otras zonas. Sucede tan similar a como se posiciona una
filosofía de pensamiento político en una región tan diferente a otra contigua, dividida
solo por una línea limítrofe imaginaria.
En
cierta oportunidad los discípulos en una reacción muy humana, quisieron
acaparar para sí lo concerniente a la ministración sin permitir que nadie fuera
de su círculo pudiera operar. Al consultarle al Señor a manera más bien de
denuncia, Él les respondió que no se lo prohibieran pues quien no era contra ellos,
por ellos estaba. (Marcos 9: 38-40).
También muy similar a las palabras dichas por el Señor en otra oportunidad
cuando dijo: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,
desparrama.” (Mateo 12: 30)
Esto
debería hacernos una vez más reflexionar, pues en un afán de organización nos
dividimos a través de siglos, desparramamos más que unirnos. Proliferó y se
hizo más fuerte la interpretación individual de las doctrinas bíblicas en cada organización
por lo que la separación fue mayor teniendo diferentes criterios entre nosotros.
Hoy muchos luchan por acercar a cada movimiento pero la verdad es que el daño
está hecho. Se pueden “sentar” a conversar, pueden coincidir ocasionalmente y
hasta realizar cosas juntos pero a la verdad cada quien continúa en lo suyo.
No
hablo de religiones diferentes; allí no hay nada que hacer. Hablo de cristianos,
personas que se dicen tener la misma fe pero en la práctica parecen ser de
bandos diferentes. Porque igual, normalmente si estás acá no te permiten
trabajar ni servir allá por “disposición” de los líderes o conforme a los
“preceptos escritos en piedra” de cada denominación; salvo que te estés
trasladando a donde ellos y cumplas con un tiempo prudencial de asistencia y
membrecía fiel.
Otra
vez, no se trata de personas sin fundamento que andan haciendo lo que se les da
la gana en cualquier parte.
Pero
la funcionalidad en el cuerpo de Cristo no tiene ni debe tener regulaciones humanas.
Porque el cuerpo de Cristo no es, nunca
fue y jamás será, una organización denominacional humana.
Continuará…