sábado, 2 de enero de 2016

Lo que Dios bendice y lo que nosotros bendecimos (3º parte)



Lo que Dios bendice y lo que nosotros bendecimos (3º parte)
Escrito autóctono

Continuación…


Existe la bendición o maldición en forma de declaraciones que proferimos sobre aquellos que nos rodean. Todo lo bueno que usted hable de o a sus hijos, repercutirá positivamente en ellos así como lo malo que resalte de o a ellos que los afectará negativamente.

Muchos creen que maldecir a alguien es literalmente maldecirlo y aunque no debe tener cabida eso en nosotros, tan solo hablar mal de alguien es una forma de maldecirlo lo que sabemos no agrada a Dios.

Tampoco no debemos ni siquiera maldecir cosas o situaciones ya que la Palabra aclara que los maldicientes entre otros no tendrán parte en el Reino de Dios (1º Cor. 6: 10).

Por tus palabras serás justificado o condenado igualmente (Mateo 12: 36 y 37).

No debemos proferir palabras indebidas con la boca que Dios nos dio, la cual tenemos para bendecirle a Él y a nuestros semejantes (Santiago 3: 8-10).   

¡Qué importante es tener todo esto presente a cada momento de nuestras vidas y hacerlo parte de lo que somos!

Ahora veamos algunos aspectos importantes sobre la bendición.

Debemos comprender que a quien Dios bendice queda impregnado de santidad y de bien de inmediato, es transformado instantáneamente; más a quien nosotros bendecimos le otorgamos aquello que necesita como prioridad y declaramos todo lo bueno que deseamos le suceda, lo que puede a la postre cambiar su entorno o influenciarle para bien por la fe. En cierta forma es creativa por lo bueno que produce pero se torna en instantánea cuando atendemos su necesidad material inmediata, más no produce una transformación espiritual pues Dios es el único que puede tocar el espíritu.

Por ejemplo, cuando nosotros somos bendecidos por Dios, ocurre un cambio sustancial y visual en nuestras vidas a partir del momento mismo que Dios nos bendice que define prosperidad, pero ojo, esta prosperidad es de forma integral. Cambia definitivamente nuestra forma de ser. Es importante insistir y dejar en claro que no todo en la bendición que viene de Dios se trata de dinero como muchos creen y proclaman a los cuatro vientos. Su bendición genera en nosotros un cambio en forma perceptible tanto interna como externamente. En el Antiguo Testamento leemos lo que Dios hizo con personas en un momento dado en sus vidas y lo que les ocurrió desde ese instante que fueron bendecidas por Él. Abraham, Jacob, José, la viuda de Sarepta en tiempos de Elías, Salomón, o tantos vientres de mujeres estériles, entre muchos otros casos.


Continuará…