sábado, 19 de marzo de 2016

Se busca iglesia (7º parte)



Se busca iglesia (7º parte)
Escrito autóctono

Continuación…


“¿y entonces… cómo es la cosa?, ¿qué soy finalmente?”.

Interesante; ya no pregunta: “¿Dónde tiene que ir?”

¿Está dispuesto a escuchar la verdad?

¡Realmente usted no es nada! 
Le digo delante del Señor y de todo corazón que ni me pasa por la mente maltratarle, ni sonarle ingrato o malintencionado para que crea que le quiero disminuir. No tengo el mínimo propósito de eso, pero la realidad es que la Palabra dice que solo somos polvo (Salmo 103: 14). Lo dijo David siendo el rey de Israel. Únicamente llegamos a tener valor cuando la presencia del Señor está en nosotros.

Puede cerrar aquí la lectura si le desagrada esto, pero compréndame lo siguiente: si usted ¡es! desde la eternidad, lo será sin necesidad de que le diga nada; y si ¡no es!, no lo será ni aunque lea buena doctrina hasta morir.

Aunque le parezca sin sentido, sólo y únicamente le corresponde a Dios definirlo con usted y a usted con Él. Nadie puede ni debe meter mano allí.

¿Entonces tratar de estar junto a otros hermanos es irrelevante?

De ninguna forma, pero aquí lo primero es lo primero, y lo primero es que usted debe tener a ciencia cierta y sin ninguna duda un corazón abierto para Dios que esté totalmente vacío. Aún lo que cree que debe mantener allí debe estar dispuesto a sacarlo. En otras palabras, si Dios va a llenar algo, lo llenará por estar vacío. Es lo que Él quiere y sabe hacer. De otra manera ni le interesa.

Si eso es demasiado para usted, le recuerdo que se le hace tarde para ir al culto o para buscarse uno.

Preguntarme: ¿a dónde puede ir?, no me hará recomendarle ningún lugar; de seguro el que encuentre es suficiente, no necesita más.

Pero si me pregunta lo que creo que usted quiere saber realmente, yo le diría que acuda con un corazón contrito y humillado ante el Señor sin imponerle nada de lo que usted cree o da por sentado, valla como un niño a Él, dócil a su Espíritu, dispuesto a que Él extirpe lo que debe extirpar si es necesario y aunque duela, aún cuando eso signifique quedarse solo por un tiempo porque no volará una mariposa si la oruga no se somete a una metamorfosis; no habrá una planta si la semilla no muere. Dios solo pondrá poner vino nuevo en un odre nuevo. Y lo hará cuándo, cómo y con quién Él quiera.

¿Qué viene después?, Él lo dirá.

Sin querer establecerlo como una norma, le puedo contar lo que nos ha ocurrido a muchos. Tal vez y quizá a usted también le pase, Dios lo sabe.

Continuará…