domingo, 22 de mayo de 2016

Adán y Jesús (6° Parte)



Agradecimientos:

A partir de esta semana, estamos estrenando una nueva aplicación en nuestro blog que le permite escuchar en audio todas nuestras publicaciones.

Queremos agradecer de todo corazón a los amigos de ReadSpeaker de España por tan útil herramienta. Así mismo al hermano Luis Deras de La Iglesia en Casa en Los Angeles, California por su gentil guía cuando le consultamos sobre esta aplicación.  No dudamos que será de gran bendición para nuestros usuarios.



Adán y Jesús  (6° Parte)
Escrito autóctono

…Continuación:

Si bien el cuerpo del hombre es algo que Dios se dio a la tarea de diseñar y moldearlo con sus propias manos, realmente esta materia no estaba equipada para la eternidad ya que se debilitaba, se desgastaba y con los años volvería a convertirse en polvo.

Dios realmente planeaba habilitar a aquel ser un día con un cuerpo mucho mejor, un cuerpo glorificado, indestructible e ilimitado. Semejante al de Cristo cuando resucitó (1° Corintios 15: 53; Filipenses. 3: 21; 1° Juan 3: 2). Uno que tuviese la capacidad de durar eternamente, especialmente adaptado a su nueva existencia celestial.

El cuerpo que Dios le hizo al hombre en este mundo sería solo para este mundo. Y aunque no tenía la posibilidad de afrontar la dimensión eterna con ese cuerpo, sí estuvo capacitado en el principio para prolongar su existencia, inclusive a vivir por siempre en él si gustaba del árbol de la Vida (Génesis 3: 22), pero le habría negado la oportunidad de acceder hasta la presencia de Dios en su eternidad porque como lo mencioné, ese cuerpo de carne y sangre no podía entrar a ese ámbito.

Así que Dios ya reservaba para el hombre un lugar cerca de Él para siempre, con un nuevo cuerpo que tolerara esa otra dimensión mayor.

Con todo, el hombre es creado pleno en este mundo, posee todas las capacidades necesarias para esta dimensión; Dios lo había habilitado de manera especial más que cualquier otro ser sobre la tierra. Lo hizo creativo, analítico, pensante, con raciocinio, capaz en todas las áreas y totalmente afín a Dios. Su capacidad le permitía crear diseños, tomar elementos de su entorno y transformarlos con inteligencia para facilitarse aún más su existencia aquí.

Será la primera y última vez que la humanidad completa sea perfecta en esta tierra.

Dios sabía que eso no iba a durar mucho tiempo, pero estoy seguro que disfrutó el momento tanto como nosotros. Tal sería su disfrute que al terminar su creación, cesó su obra al día siguiente y descansó. Por supuesto y como es lógico pensar, no lo hizo solo; incluyó a la mayor de sus creaciones con Él.

Desde esta perspectiva son interesantes las palabras que menciona el Señor en Marcos 2: 27: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.”; lo que nos deja comprender que Dios estableció ese día no tanto en el sentido de una imposición legal, ni de descansar por sentirse “fatigado” de la magnitud de la obra de creación que culminó, sino como el tiempo expresamente dedicado para que el hombre le disfrutara a Él y Él al hombre.

Todo apunta que su deseo era proveer el espacio para una mutua recreación que quiso que fuese entendido más explícitamente como “delicia”, según se lee en Isaías 58: 13.


Continuará…