Escandalizados (3º
Parte)
Escrito
autóctono
Continuación…
Le garantizo que
en este blog no estamos intentando “lavar el cerebro” a nadie; ¡nada de eso! De
hecho ni siquiera existe una intención encubierta de tratar de enredarlo o
derribar sus argumentos. Se trata más bien de un asunto espiritual. Se trata de
Dios y usted, solos, sin intervención de nadie más. Ni nosotros, ni sus
líderes.
Se trata de su
realidad como cristiano o como creyente. Usted debe contestarse a sí mismo: “¿Soy
de verdad o me estoy engañando a mí mismo?”
No se trata de
si cumple con todas las normas “cristianas” al pie de la letra, de si abre y
cierra la iglesia, de si ofrenda hasta las joyas, de si evangeliza hasta a los
gatos de su vecindario, de si ora más que Daniel. Eso lo hace mucha gente y
¿sabe?, no están seguros de sí.
No se trata de
si ha tenido alguna experiencia sobrenatural porque hasta los inconversos las
tienen.
Se trata de
Vida, nada más que Vida la cual se tiene o no.
Entonces por
cerrarse sencillamente a algo que piensa puede afectarle, pierde la oportunidad
de encontrarse a sí mismo en el propósito de Dios y darle un chance a cimentar de
verdad su fe, sea porque lo que cree tiene real fundamento o porque debe redefinirlo.
La reacción
negativa a todo lo que nos parece extraño o peligroso, la mayoría de las veces
es producto de nuestra propia inseguridad y temores y por supuesto falta de
conocimiento o inclusive un conocimiento tergiversado.
Quizá usted está
solo diciendo sí a todo lo que le dicen, pero no se ha tomado el tiempo de
comprobar por sí mismo si lo que le dicen es cierto. Mire lo que hicieron los habitantes
de Berea cuando les expusieron el mensaje (Hechos 17: 10-12). Esa es una muy
buena y segura costumbre y no solo repetir como loro lo que a usted le han
dicho porque puede que esté repitiendo solo lo que convenga y no todo el cuadro
completo.
No todo es
conocer sino conocer bien, puesto que usted puede sencillamente convertirse en
un ágil defensor de engaños como le pasa a muchos.
Continuará…