Lo
más leído (Top 20 de Publicaciones) PUBLICACIÓN 19 y 18
Seguimos compartiéndole esta serie sobre lo más
leído de nuestro blog, recordándole que lo presentamos de forma aleatoria y
no conforme al volumen de visitas que generaron. Sin duda querrá leer los temas
completos para una mejor comprensión. Le instamos a hacerlo y para ello le facilitamos
en cada título su fecha de publicación para que pueda ubicarlo en nuestro
archivero. Le bendecimos y oramos al
Señor porque cada publicación le ayude a cimentar su fe.
Publicación 19
Se busca iglesia (1º parte) ubíquelo en la fecha 6-2-2016
Escrito autóctono
Puede que usted esté en esta situación: buscando
iglesia. Pero no una cualquiera sino una buena.
Interesante intención. No importa quienes seamos, hay
en la mayoría de nosotros una necesidad implícita de poder estar cerca de Dios
y cuando mucho tener al menos donde encontrarlo. Pero en realidad… ¿Qué
pretende? Si usted es una persona seria en su búsqueda de Dios, puede tener una
o varias motivaciones para hacerlo, pero en esencia creo que usted lo que
quiere es hallar un sitio donde le prediquen buena Palabra y donde se
encuentren hermanos creyentes genuinos con quienes poder congregarse. No creo
que le gustaría ir a un lugar, entrar allí y no encontrar a nadie, menos tratándose
de un local dedicado a Dios a lo que seguramente usted llama “iglesia”.
Pero ¿Es posible hallar la iglesia?
Tal como lo hemos desmenuzado ampliamente en este
blog, si comprendemos que la iglesia no es un local físico, entonces ¿cómo
hacer para hallar realmente la iglesia? ¿Dónde está la de verdad? Usted me dirá: “Ella está donde se encuentren
las personas que de todo corazón aman a Dios”. Sin embargo y aunque no está
errada su conclusión, el asunto va más allá de solo creerlo así.
Alguien que escuchaba algunas cosas que compartí sobre
la realidad eterna de la iglesia, me hizo la sincera y válida consulta:
“Entonces ¿dónde tengo que ir?”
A lo mejor y leyendo más de este blog, usted también se
podría ver en la necesidad eventual de hacer la misma pregunta. Si es así, tiene
entre manos un trabajo que sin afán de asustarlo resulta imposible. ¿Pero estoy
diciendo entonces que nadie puede hallar la iglesia?
Requiero aquí centralizar el punto de lo que digo con
algunos criterios que son normalmente más comprendidos en la mayoría de
sectores, para poderle explicar a lo que me refiero.
La iglesia mística del Señor, ese ser orgánico vivo,
amada del Señor, su prometida la cual Él vendrá a buscar, su cuerpo universal
del que Él es la cabeza y que el Espíritu está preparando y embelleciendo para
su encuentro con Él; es invisible a nuestros ojos, es espiritual. Por ese
motivo y por su universalidad, no es posible encerrarla, ni decir “mira, allí
está” o “allá”. Si la pudiéramos ubicar, muy seguramente la podríamos palpar
con nuestro sentido del tacto, pero comprendiendo su naturaleza inmaterial,
sabemos que eso no es posible.
Continuará…
PUBLICACIÓN 18
Conversaciones
de iglesia (8º Parte) Ubíquelo en la fecha 1-11-2015
Escrito autóctono
Continuación…
Los
conceptos organizacionales impregnados en las mentes de las personas de “ir a
la iglesia”, “edificar edificios” y pertenecer a determinado grupo
denominacional, continuarán ensanchando más y más las brechas mentales pero
también las físicas, individualizando los esfuerzos, despilfarrando los
recursos, exaltando la ignorancia.
Nadie
en la Palabra “iba” a la iglesia. Todos se sabían iglesia.
No
conseguirás un solo versículo de los casi 8000 que tiene el Nuevo Testamento,
que te diga que los creyentes iban a la iglesia. Los 120 que estaban reunidos
en el aposento alto (sitio físico), nunca llamaron “iglesia” a ese sitio. La
muchedumbre de creyentes después de Pentecostés se reunieron por las casas
(sitios físicos) y en el Pórtico de Salomón (sitio físico) pero nunca llamaron “iglesia”
a una casa ni al Pórtico de Salomón o plazoleta alrededor del templo judío. Los
judíos creyentes iban a su templo en Jerusalén (sitio físico) como algo que acostumbraban,
más los no judíos no podían ingresar allí. Los judíos creyentes nunca llamaron “iglesia”
a ese templo en Jerusalén. Los creyentes (todos) se reunían en el Pórtico de
Salomón (frente al templo judío) como ya mencionamos, iban allí cuando eran
convocados o mientras los apóstoles les enseñaban, pero ese sitio nunca fue su
iglesia, ni se convirtió en su iglesia, ni le llamaron así jamás. Los judíos comunes
y los judíos creyentes frecuentaban las sinagogas (sitio físico) doquiera
estuvieran erigidas. Iban allí según su costumbre, pero ninguno llamó nunca “iglesia” a esas edificaciones. El lugar
del cual cayera desde el tercer piso el joven Eutico y en el que predicaba
Pablo largamente, era un sitio físico, pero por ninguna parte se dice que esa
edificación fuera la iglesia de aquel lugar. Solo se dice que era un aposento
alto (habitación elevada). En muchas ocasiones los discípulos pudieron haber
usado escalinatas amplias en algunos lugares inclusive cercanos al templo
judío, así como algún foro cóncavo al aire libre tan común en aquellos tiempos conocidos
con el nombre de teatros para escuchar las enseñanzas apostólicas o de maestros
de la Palabra, pero jamás llamaron o hicieron de esos lugares sus iglesias. Pablo
fue el más grande precursor del evangelio en toda Europa y Asia. Vio nacer la
iglesia como ningún otro de los apóstoles siendo el mayor plantador de iglesias
de todos. Más nunca en ninguno de sus escritos habla de “ir a la iglesia”.
Escribe a los hermanos en los diferentes lugares como iglesia que eran (ellos)
pero no le llama “iglesia” a ninguno de los lugares en que se reunían los
hermanos sino a los hermanos de esos lugares.
Así
que fuese cualquier sitio de reunión de los creyentes: una gruta, una plaza,
una casa, no importa el lugar, nada de eso era consagrado ni santificado ni
llamado nunca “iglesia”.
¿Por
qué seguir insistiendo entonces en algo que no existe? ¿Por qué seguir la
tradición tan diseminada por todo el mundo y practicada por incontables
religiones, y no cambiar a la Palabra? ¿Acaso no sería más fácil asimilar a la
iglesia como los creyentes y no como un inmueble edificado?
En
vez de decir el trillado: “voy o asisto a la iglesia”… ¿no sería más
enriquecedor decir “voy a la reunión o a la comunidad” haciendo referencia más
bien a las personas con las que se juntará, sin que tome preponderancia el
sitio a donde se reunirá? De nuevo, el sitio nada es, no hay nada de malo en él,
pero ¿por qué llamarle iglesia a esa cosa? Y encima, ¿por qué santificarlo?
¡Qué
difícil sacar eso de nuestras vidas!; a algunos les parecerá poco relevante
inclusive pero a la verdad es más relevante de lo que parece y se puede
considerar. Entenderlo y vivirlo significa comenzar a despojarse de 1700 años
de religiosidad y tradición engañosa, que nos legó una perspectiva errada
diciéndonos lo que es y no más bien quien es realmente la casa del
Señor.
Cambiar
posiblemente sea el inicio de comenzar a ver la luz y de dejar de una vez y por
todas de prestarle tanta importancia, tiempo y dinero a un sitio por haber sido
designado erróneamente como “la casa de Dios” para comenzar a considerar y a
amar a las personas y poner los recursos en los que verdaderamente si son casa
de Dios.
¿Debe la iglesia adaptarse a su época?
Muchos
opinan que: “Con el paso de los siglos la iglesia debe modernizarse y ajustarse
a las necesidades de su tiempo”
¿Debe
ser eso así?
Continuará…