domingo, 22 de abril de 2018

Lo más leído (Top 20 de Publicaciones) PUBLICACIÓN 19 y 18


Lo más leído (Top 20 de Publicaciones) PUBLICACIÓN 19 y 18

Seguimos compartiéndole esta serie sobre lo más leído de nuestro blog, recordándole que lo presentamos de forma aleatoria y no conforme al volumen de visitas que generaron. Sin duda querrá leer los temas completos para una mejor comprensión. Le instamos a hacerlo y para ello le facilitamos en cada título su fecha de publicación para que pueda ubicarlo en nuestro archivero.  Le bendecimos y oramos al Señor porque cada publicación le ayude a cimentar su fe.

Publicación 19
Se busca iglesia (1º parte) ubíquelo en la fecha 6-2-2016
Escrito autóctono


Puede que usted esté en esta situación: buscando iglesia. Pero no una cualquiera sino una buena.

Interesante intención. No importa quienes seamos, hay en la mayoría de nosotros una necesidad implícita de poder estar cerca de Dios y cuando mucho tener al menos donde encontrarlo. Pero en realidad… ¿Qué pretende? Si usted es una persona seria en su búsqueda de Dios, puede tener una o varias motivaciones para hacerlo, pero en esencia creo que usted lo que quiere es hallar un sitio donde le prediquen buena Palabra y donde se encuentren hermanos creyentes genuinos con quienes poder congregarse. No creo que le gustaría ir a un lugar, entrar allí y no encontrar a nadie, menos tratándose de un local dedicado a Dios a lo que seguramente usted llama “iglesia”.

Pero ¿Es posible hallar la iglesia?

Tal como lo hemos desmenuzado ampliamente en este blog, si comprendemos que la iglesia no es un local físico, entonces ¿cómo hacer para hallar realmente la iglesia? ¿Dónde está la de verdad?  Usted me dirá: “Ella está donde se encuentren las personas que de todo corazón aman a Dios”. Sin embargo y aunque no está errada su conclusión, el asunto va más allá de solo creerlo así.

Alguien que escuchaba algunas cosas que compartí sobre la realidad eterna de la iglesia, me hizo la sincera y válida consulta: “Entonces ¿dónde tengo que ir?”

A lo mejor y leyendo más de este blog, usted también se podría ver en la necesidad eventual de hacer la misma pregunta. Si es así, tiene entre manos un trabajo que sin afán de asustarlo resulta imposible. ¿Pero estoy diciendo entonces que nadie puede hallar la iglesia?

Requiero aquí centralizar el punto de lo que digo con algunos criterios que son normalmente más comprendidos en la mayoría de sectores, para poderle explicar a lo que me refiero.

La iglesia mística del Señor, ese ser orgánico vivo, amada del Señor, su prometida la cual Él vendrá a buscar, su cuerpo universal del que Él es la cabeza y que el Espíritu está preparando y embelleciendo para su encuentro con Él; es invisible a nuestros ojos, es espiritual. Por ese motivo y por su universalidad, no es posible encerrarla, ni decir “mira, allí está” o “allá”. Si la pudiéramos ubicar, muy seguramente la podríamos palpar con nuestro sentido del tacto, pero comprendiendo su naturaleza inmaterial, sabemos que eso no es posible. 

Continuará…


PUBLICACIÓN 18
Conversaciones de iglesia (8º Parte) Ubíquelo en la fecha 1-11-2015
Escrito autóctono

Continuación…

Los conceptos organizacionales impregnados en las mentes de las personas de “ir a la iglesia”, “edificar edificios” y pertenecer a determinado grupo denominacional, continuarán ensanchando más y más las brechas mentales pero también las físicas, individualizando los esfuerzos, despilfarrando los recursos, exaltando la ignorancia.

Nadie en la Palabra “iba” a la iglesia. Todos se sabían iglesia.

No conseguirás un solo versículo de los casi 8000 que tiene el Nuevo Testamento, que te diga que los creyentes iban a la iglesia. Los 120 que estaban reunidos en el aposento alto (sitio físico), nunca llamaron “iglesia” a ese sitio. La muchedumbre de creyentes después de Pentecostés se reunieron por las casas (sitios físicos) y en el Pórtico de Salomón (sitio físico) pero nunca llamaron “iglesia” a una casa ni al Pórtico de Salomón o plazoleta alrededor del templo judío. Los judíos creyentes iban a su templo en Jerusalén (sitio físico) como algo que acostumbraban, más los no judíos no podían ingresar allí. Los judíos creyentes nunca llamaron “iglesia” a ese templo en Jerusalén. Los creyentes (todos) se reunían en el Pórtico de Salomón (frente al templo judío) como ya mencionamos, iban allí cuando eran convocados o mientras los apóstoles les enseñaban, pero ese sitio nunca fue su iglesia, ni se convirtió en su iglesia, ni le llamaron así jamás. Los judíos comunes y los judíos creyentes frecuentaban las sinagogas (sitio físico) doquiera estuvieran erigidas. Iban allí según su costumbre, pero ninguno llamó  nunca “iglesia” a esas edificaciones. El lugar del cual cayera desde el tercer piso el joven Eutico y en el que predicaba Pablo largamente, era un sitio físico, pero por ninguna parte se dice que esa edificación fuera la iglesia de aquel lugar. Solo se dice que era un aposento alto (habitación elevada). En muchas ocasiones los discípulos pudieron haber usado escalinatas amplias en algunos lugares inclusive cercanos al templo judío, así como algún foro cóncavo al aire libre tan común en aquellos tiempos conocidos con el nombre de teatros para escuchar las enseñanzas apostólicas o de maestros de la Palabra, pero jamás llamaron o hicieron de esos lugares sus iglesias. Pablo fue el más grande precursor del evangelio en toda Europa y Asia. Vio nacer la iglesia como ningún otro de los apóstoles siendo el mayor plantador de iglesias de todos. Más nunca en ninguno de sus escritos habla de “ir a la iglesia”. Escribe a los hermanos en los diferentes lugares como iglesia que eran (ellos) pero no le llama “iglesia” a ninguno de los lugares en que se reunían los hermanos sino a los hermanos de esos lugares.

Así que fuese cualquier sitio de reunión de los creyentes: una gruta, una plaza, una casa, no importa el lugar, nada de eso era consagrado ni santificado ni llamado nunca “iglesia”.

¿Por qué seguir insistiendo entonces en algo que no existe? ¿Por qué seguir la tradición tan diseminada por todo el mundo y practicada por incontables religiones, y no cambiar a la Palabra? ¿Acaso no sería más fácil asimilar a la iglesia como los creyentes y no como un inmueble edificado?

En vez de decir el trillado: “voy o asisto a la iglesia”… ¿no sería más enriquecedor decir “voy a la reunión o a la comunidad” haciendo referencia más bien a las personas con las que se juntará, sin que tome preponderancia el sitio a donde se reunirá? De nuevo, el sitio nada es, no hay nada de malo en él, pero ¿por qué llamarle iglesia a esa cosa? Y encima, ¿por qué santificarlo?

¡Qué difícil sacar eso de nuestras vidas!; a algunos les parecerá poco relevante inclusive pero a la verdad es más relevante de lo que parece y se puede considerar. Entenderlo y vivirlo significa comenzar a despojarse de 1700 años de religiosidad y tradición engañosa, que nos legó una perspectiva errada diciéndonos lo que es y no más bien quien es realmente la casa del Señor.

Cambiar posiblemente sea el inicio de comenzar a ver la luz y de dejar de una vez y por todas de prestarle tanta importancia, tiempo y dinero a un sitio por haber sido designado erróneamente como “la casa de Dios” para comenzar a considerar y a amar a las personas y poner los recursos en los que verdaderamente si son casa de Dios.


 ¿Debe la iglesia adaptarse a su época?

Muchos opinan que: “Con el paso de los siglos la iglesia debe modernizarse y ajustarse a las necesidades de su tiempo” 

¿Debe ser eso así?


Continuará…