Ya que Dios no
nos hizo Robots... (12° Parte)
Escrito Autóctono
Continuación…
Comprendemos
entonces la grandeza de su libertad, permitiéndonos la libertad de decidir. Nos
crea, pero nos muestra todas las opciones disponibles. No lo hace de manera irresponsable
porque sabe que haciéndonos con libre albedrío nuestra decisión nos puede
llevar perfectamente a auto-destruirnos. Aunque no nos ata, nos enseña el
resultado lógico o consecuencia de las decisiones que tomemos.
En
otras palabras nos concede un vehículo, pero no nos impide usarlo, nos enseña
cómo utilizarlo para nuestro bien explicándonos también lo que nos puede
ocurrir si lo usamos mal.
¡Qué
impresionante libertad!
Lamentablemente
aquí saltan los ignorantes que proclaman que lo malo está bien, viven
sirviéndose de los demás y tiranizando al resto obligándoles y exigiéndoles que
acepten sus libertinajes con la mampara del derecho porque reclaman ser libres.
Eso no es ni derecho ni libertad evidentemente, es aberración, cuyo resultado
lógico es corrupción (muerte).
Mentes
desubicadas y peligrosas para la libertad. El libertinaje (desorden) no hace
ningún bien. El poder obtenido tiránicamente (imponiéndose sobre los demás y
sirviéndose de ellos) corrompe y lleva a la destrucción.
Por
su parte el poder que emerge naturalmente en el servir, construye. Servir no
solo es fuente de libertad sino de felicidad. Servir a los demás procurando su
bienestar (por supuesto no por imposición a servir sino por amar servir),
extiende la libertad y genera ese poder sano en quienes se ejercitan en el servicio
hacia los demás.
Una
libertad alocada (que en realidad es libertinaje), no hace más que destruir a
quien la practica; igual al que conduce
por la carretera sin respetar las señales y reglas de tránsito. Y ya que traigo el ejemplo a acotación, ampliémoslo para una mejor comprensión.
Al crear
vehículos para movilizarse, el hombre pronto necesitó leyes que garantizaran el
mismo derecho y plena libertad a todos de utilizarlos, obteniendo el beneficio
de trasladarse pero sin afectar al resto con el mismo derecho.
Así
que todos tienen exactamente la misma libertad en la carretera, total libertad
para manejar, pero para ello todos se obligan a observar y respetar la misma
ley y considerar a los demás en la carretera independientemente de que posean vehículos
de mayor o menor tonelaje así como mayor o menor potencia que el de los demás.
Continuará…