La Voluntad de Dios para mi vida (25°
Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
Ya en el Nuevo Testamento no se ve a nadie del
pueblo del Señor intentando consultar a Dios por ningún medio. Tienen a Cristo.
Interesantemente el escritor de Hebreos dijo en forma puntual: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro
tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo,…” (Hebreos 1: 1 y 2). Aunque los había, el ministerio profético en el
Nuevo Testamento toma una nueva dimensión y ya nadie lo utiliza para consultar
nada acerca de Dios. Eso es así porque ya existe la Palabra revelada que es
Cristo (el logos o Verbo encarnado) y en Él se encierra ahora todo el mensaje
que debíamos conocer. El Espíritu Santo es el Maestro quien enseña al pueblo
del Señor por medio de sus dones. La revelación nueva que se da es referente a
la vida de la iglesia. Dios también añadirá detalles adicionales a la revelación
de finales de los tiempos por medio de algunos de los apóstoles reuniendo así
todo lo necesario que debíamos saber en lo que hoy conocemos como las Sagradas Escrituras
que leemos. La revelación está completa. Ella responderá cualquier pregunta o
consulta que tuviéramos. Y así es como logramos conocer la Voluntad de Dios
pero para vivir en ella.
Ya analizamos personajes bíblicos. Leeremos
ahora pasajes de la Palabra que refuerzan el argumento que venimos viendo: que
nadie en las Escrituras estuvo buscando nunca la Voluntad de Dios como algo que
tuviese que venirle ni alguna que tuviere que indagar para su vida en
particular.
Salmo 143: 10 “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres
mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.”
Son interesantes las
palabras del salmista David por lo que expresan. Algunos podrían decir que aquí
se ve claramente una petición por conocer la Voluntad de Dios personal pero nada
más lejos de eso. En realidad más bien denotan claramente que el salmista está
consciente de esa Voluntad como una realidad patente y que está ya presente en la
que necesita ser enseñado por el mismo Dios definitivamente (y quién mejor que Él
si es su asunto). David no está pidiendo a Dios que le revele su Voluntad como
algo que está oculta o de nuevo algo personal. Note que no dice “muéstrame tu
Voluntad”, nunca lo dice de hecho sino “quiero aprender a hacerla” que es muy
diferente, es decir un código que ya tiene a la mano pero necesita la dirección
para vivirlo, eso sí.
Solo una vez por
cierto dijo: “muéstrame Señor tus caminos…” (no tu voluntad) y esto significa de
hecho que los consideraba escondidos, más requiere verlos y ser guiado en ellos
por el Señor.
Continuará…