¿Cómo
leer la Biblia? 14° Parte y final
Escrito
autóctono
Continuación…
Primero conózcalo en su vida normal a ver
si verdaderamente se trata de un hijo de Dios genuino. No se valla por como
habla, ni lo que tiene, ni lo que dice que ha logrado o inclusive le muestre lo
que ha logrado. Tampoco se deje llevar por lo que se diga de la tal persona o
si tiene muchos que lo siguen. Nada de eso le garantiza a usted que es un buen
maestro.
Valla a la esencia, a lo que se ve y se
percibe en el espíritu y sobre todo pida la guía en oración del Señor. Si “huele”
a Cristo, es seguro.
Con lo que conoce de Cristo por lo que ha
leído, se le hará fácil detectar cuando se trata de un charlatán que tiene
hablada o de un sencillo pero poderoso hijo de Dios.
Lo otro muy importante que debe tomar en
cuenta y hacer, es aprenderla junto a
otros gustosos de la Palabra que vendrían a ser sus hermanos en la fe. ¿De
dónde? De cualquier lugar, que amen y vivan a Cristo en sus vidas.
Con ellos aprenderá y experimentará la vida
de iglesia, no el asistir a una iglesia que en realidad no es el concepto de la
Palabra en ninguna parte-aunque le sorprenda esto que le digo- ya que a partir
del momento que usted ha creído al mensaje de Cristo que leyó en la biblia, fue fusionado con la iglesia del Señor que no es otra cosa que el cuerpo de
Cristo. Ahora el Señor mora en usted por medio de su Espíritu quien lo ha
capacitado con dones o habilidades que usted no tenía antes de tenerlo a Él para
que pueda funcionar en la dinámica de iglesia la cual es de mutua edificación
con otras personas que han sido igualmente habilitadas por el Espíritu de Dios.
Ellos le bautizarán en agua como lo hizo el mismo Señor y los apóstoles según
los relatos que leyó en Hechos y usted participará como un miembro más de la
familia de Dios, no de ninguna denominación religiosa.
No es complicado ni quiera complicarlo.
Viva en comunidad real con otros que le aman y a quienes amar, que lo cuidan y
a quienes cuidar y notan al Señor entre ustedes.
Entonces la biblia se convierte en vida y
vivencia sin más ni más.
Si la Palabra le ha sido de bendición que
es lo más seguro, invite a otros (sus familiares, sus amigos, sus compañeros de
trabajo, sus compañeros de estudio, sus vecinos, en fin) a experimentar de la
misma forma que ocurrió con usted la lectura de la biblia y quizá hasta termine
leyendo también la Palabra de Dios en una simple pero hermosa comunión con
otros.
Fin