¿Qué es la iglesia que está
en la casa? 8° Parte
Escrito Autóctono
Continuación…
13-La iglesia que está en la
casa no es una reunión para crítica.
Quizá
por la naturalidad y confianza que proporciona el ambiente de una casa, es por
lo que nos hemos visto tentados a hacer de la reunión con los hermanos un
deleite no en el Señor sino en la crítica. Si nos dan “cuerda” en todas
nuestras quejas, es seguro que contaremos todas nuestras malas experiencias de
manera que alimentaremos nuestros desconsuelos particulares auto convenciéndonos
de que lo anterior que vivimos no funcionaba. Recuerdo que en muchas ocasiones
enfrascamos la reunión en hablar de la frustración hacia el liderazgo
tradicional y a lamernos las heridas, pero Dios nos enseñó la seriedad de esto
y el daño que nos hacíamos en vez de la edificación que debíamos estar experimentando.
¿Sabe por qué?, porque Él no diseñó la iglesia para ser un foco de chismes y
descontentos sobre lo tradicional. Si en verdad le conocemos, estaremos
dispuestos a tolerar a nuestros hermanos y a no condenarles aunque nos hayan
hecho daño. Todo juicio le concierne a Dios y no a nosotros (Lucas
6: 37). Hemos de ser tratados primeramente con perdón hacia ellos, no
con rencor. Parece masoquista pero la Palabra nos manda a orar por ellos y
amarles. No nos toca a nosotros arrancar cizañas de la casa de Dios, hemos de
dar lugar a su trato como sólo Él sabe hacerlo y confiar en ello únicamente.
Esto no quiere decir que aceptemos su impunidad; aquello en que hayamos sido
material o moralmente afectados hemos de afrontarlo legalmente si se amerita.
Pero estas cosas no deben ventilarse frente a terceras personas o nuevos
creyentes que Dios añade a la reunión puesto que podríamos desanimarles y hasta
contaminarles. Tampoco y mucho menos frente a inconversos. Pablo es detallista
en ello. Debemos ser sabios, y centrarnos en la persona del Señor Jesucristo y
todo lo que sea para la necesaria edificación de los oyentes (Rom.
14: 19; Ef. 4: 29; 1° Tes. 5: 11).
Por
esto es que también una persona ajena que quisiera asistir a una reunión neotestamentaria
de hermanos, debe ser tratada por aparte por los dirigentes para conocerle,
para que haga todas las preguntas que desee y los comentarios de sus
situaciones particulares. Debe ser abordada en sus expectativas sobre la
iglesia, formada, adoctrinada y probada previamente para entonces recibirle en
la reunión de los santos. (Gal. 2: 4; 1° Juan 4: 2). Ahora,
existen cosas que tendrán que contestarse en la reunión según el pasaje de Judas
1: 22 pero el término “algunos” denota que no era lo usual. La
discusión o contienda no está recomendada para la reunión de los hermanos (2°
Tim. 2: 14, 23)
14-La iglesia que está en la
casa no es una anarquía.
Según
la Palabra, es Cristo mismo a través de su Espíritu quien dirige literalmente
la reunión de los santos. (Hch.
15: 28; Rom. 12: 3-9; 1° Cor. 7: 17; 12: 7-11)
Pero:
¿quiere decir entonces que si alguien de carne y hueso no dirige la reunión lo
único que queda es que cada quien haga lo que le da la gana?
De ninguna manera. Sería como una anarquía y esta es
la ausencia total de gobierno.
No el “liderazgo” sino los dirigentes, existen y son
parte de la casa de Dios pero no controlan la casa de Dios. Su función -que no
es una posición-, está más acorde al servicio, la guía, el cuido, nutrir,
animar y alimentar, dar herramientas a los santos, motivarles a participar. Son
hermanos comunes entre otros hermanos que han sido movidos por el Señor a esa
labor, y todos les reconocen como personas con el carácter de Cristo, ejemplo
tanto ante los de afuera como los de adentro y con un particular espíritu de
servicio (1° Ped. 5: 2 y 3). No sobresalen de los demás; de hecho nadie
ajeno sabría quienes son hasta que una situación extraordinaria como por
ejemplo volver a encaminar las cosas por la ruta de la sana doctrina o estar
atentos a cualquier factor extraño entre la reunión, los evidencia. El
reconocimiento de la autoridad delegada de Dios en ellos y en cada uno de los
hermanos, hace que todos estén sometidos unos a otros (1° Ped. 5: 5). Nadie en
ese espíritu de comunión personalizaría la reunión alrededor de sí, pero si
surge alguien fuera de ese sentir, es encaminado con todo amor y sabiduría a la
mutualidad y la consideración de los demás. Puesto que es un asunto de
mutualidad, todos se respetan unos a otros y esperan el momento de Dios para
edificar a los hermanos con su don ("...hágase todo en orden"). La espontaneidad de una reunión interactiva
es algo verdaderamente delicioso y edificante. (Salmo 133: 1)
El
gobierno de Cristo es real e invisible además de efectivo.
Nuestra falta de costumbre a Él por no permitírselo
literalmente, nos llevó a creer que dicha dirección tenía que ver con el
carisma y la habilidad de una persona visible. De allí que nos convertimos en
receptores pasivos y seguidores de hombres imperfectos, haciendo de esos
hombres los imprescindibles manejadores (controladores) de todo. Nada funciona sin ellos. Eso
ya es un mal, sin embargo si el asunto quedase allí el daño no se ampliaría más, pero
el problema se hace crítico cuando ellos mismos se creen indispensables y lo
demandan. El planteamiento bíblico no solo es sabio sino que va en otra
dirección.
Continuará…