domingo, 28 de junio de 2020

¿Qué es la iglesia que está en la casa? 10° y última Parte


¿Qué es la iglesia que está en la casa? 10° y última Parte
Escrito Autóctono

Continuación…

En vista de todo lo horrible que vemos en las noticias referente a la violencia intrafamiliar, que se da lamentablemente hasta en las casas de los mismos cristianos, toda esta verdad analizada, sí que nos trae esperanza.

Vida relacional, reuniones participativas

La maravillosa vida relacional que se experimenta en la iglesia que está en la casa no tiene comparación con nada que hayamos conocido. En la Escritura se percibe claramente y se comprueba con la práctica. Como hemos leído, la participación de cada uno es vital ejerciendo sus dones en beneficio para con los demás; pero también los recursos económicos se usan en total consenso y de acuerdo a la finalidad clara que expresa la Palabra de Dios que es para atender las necesidades de los santos, entando a la vista de todos; el compartir los alimentos en la práctica del comer juntos “con alegría y sencillez de corazón” en donde cada familia aporta a la mesa un plato previamente preparado; y algo primordial y razón por la cual nos reunimos por todo su simbolismo y distintivo de quienes somos: La cena del Señor, “partir el pan” tal como Cristo la instituyó.
La reunión de los hermanos tiene en forma básica que desarrollarse con estos conceptos en relación con las cuatro cosas que nos expresa Hechos 2: 42: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”

¿Y los niños? Estos no son excluidos de la reunión. Deben sentirse parte importante en la misma. Deben ser incluidos en la reunión con tiempos para ellos ya sea en cantos donde todos “nos hacemos niños”, lecturas y aportes de opiniones, oración para bendecirles y que nos bendigan, quizá algo que previamente han preparado en sus respectivas casas, etc. Ellos deben ser tomados muy en cuenta y ser formados en la vida relacional y comunitaria de la iglesia con otros hermanos y niños juntamente en la reunión.

A la hora en que finaliza la reunión debemos mostrar una buena actitud para con los miembros de la casa anfitriona. Todos hemos de colaborar en acomodar lo que se desordenó, recoger los regueros, lavar los platos y dejar el lugar en buenas condiciones como testimonio y consideración. Esto también es amar con hechos y animar.

Razones inadecuadas

La iglesia que está en la casa no es sólo decirlo o abrir la puerta para que entren los hermanos. No se da porque nosotros queremos, o porque estamos indispuestos contra unos líderes tradicionales o cansados de ellos, o porque se nos ocurrió congregarnos de manera diferente. Tampoco como producto de una división, un pleito con otros hermanos o un despecho. (Rom. 12: 17 y 18)  ¿Cuántas iglesias tradicionales hoy no se han constituido así?

No por comprender cada uno de estos puntos nos hace aptos para hacer o desarrollar la iglesia que está en la casa. Debe necesariamente ser revelado al corazón para finalmente asimilarlo. Debe producirlas y guiarlas el Señor imperiosamente para que funcionen. Deben emerger por obra del Espíritu de Dios necesariamente y no por mano de hombres. Debemos bajar la guardia de nuestros egos, de nuestra suficiencia, de nuestros conocimientos, de nuestra comprensión intelectual y académica en las cosas del Señor para dejarle a Él moldearnos y que tome el control.

La iglesia que está en la casa es su iglesia, la que Él ganó por su propia sangre, la que sólo Él tiene la capacidad y autoridad para hacerla funcionar porque Él la diseñó.

¡Jesucristo es el Señor!

Fin.



Próxima serie: "El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad"