El daño nefando que asesta la mala percepción de la
autoridad (Parte 2)
Continuación…
Le diré claro ya
mismo y sin rodeos: El que los gobiernos humanos funcionen con la autoridad
definida como un sistema jerárquico de poderes y control, es un asunto diríamos
que normal, pero en definitiva tremendamente dañino. Más el punto preponderante
al menos en este momento no es ese; nuestra alerta es: si la iglesia debía
funcionar así.
Le muestro la
peligrosa conclusión a la que llegué: si usted acepta como normal que la iglesia sea
una organización con un gobierno jerárquico leve o bien enmarcado
-independientemente del tipo de jerarquía o sistema que luzca-, ¡usted vive
peligrosamente expuesto a un colapso de proporciones catastróficas en su
familia! ¿¿¿¿????.
“¡¡¡WHAT!!!”…
diría un querido hermano estadounidense con los ojos bien grandes.
¿Qué situación allá
pone en serio peligro nuestro entorno inmediato?
Prosiga y
comprenderá la afirmación.
Bien; el que la
iglesia a través de los siglos haya adoptado la forma de gobierno jerárquico en
que hay unos con poder sobre otros, tiene su génesis no en Dios ni en su forma
de gobierno, sino en una figura sistemática desvirtuada y caída, una forma de
autoridad deformada.
¿Dónde nacieron
las jerarquías de unos sobre otros para gobernar, como ocurre en todas partes?
¡En el cielo!
¿¿¿¿????
Pero ¿no acabo
de afirmar que la forma de gobierno jerárquico que nos es común, propicia un
daño inminente y entonces no debería ser del cielo?
No me
contradigo, le explico.
Continuará…