domingo, 11 de julio de 2021

Conversando con los pecadores 2°Parte

Conversando con los pecadores 2°Parte

Continuación

Ellos se valen de los malos testimonios de muchos cristianos y las falsas ínfulas de santidad de muchos de ellos frente al libertinaje que viven las personas, lo que hace que se cierren herméticamente a cualquier intento o posibilidad de escuchar acerca del mensaje de Salvación, esperando señalamientos y condenas. Todo ha ayudado a las estrategias del enemigo para impedir que las gentes puedan ser salvas.

Al final, -hemos llegado a pensar- solo es cuestión de tiempo para que el Dios que le hemos mostrado al mundo, derrame las copas de su ira sobre los pecadores deshaciéndose de ellos y enviándolos por fin al lugar que se merecen.

Inclusive el estado del mundo actual tiene a muchos creyentes en desánimo, mirando más bien como en vez de mejorar las cosas, se  falsifican los valores y parece que la maldad ha tomado la ventaja. “Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” dijo el Señor (Mateo 24: 12).

Sin embargo la Palabra de Dios también nos recalca que “…más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5: 20). ¿Qué significa esto? Que a mayor presencia de pecado, las extensiones del perdón también se han “incrementado” para el pecador. ¡¡¡Qué Poder el de la Sangre de Cristo!!! No porque Dios haya tenido que ampliar su misericordia sino porque la obra redentora de Cristo verdaderamente cubre el impacto del pecado en todas sus expresiones.

Creo que hemos perdido de vista la envergadura del evangelio del que habla el apóstol Pablo. Nos sentimos asediados por las tinieblas cuando la Palabra habla claramente de que somos la iglesia quien debe asediar las puertas del enemigo (Mateo 16:18).

Pero pregunto -y he aquí la razón por la que escribo-… ¿Qué forma efectiva de presentar el Mensaje podríamos usar los creyentes sin provocar “portazos” o reacciones adversas de primera entrada por parte de los inconversos?

La Palabra nos dice que el ganador de almas es sabio (Prov. 11: 30) Entonces -según la Escritura-, se ha de ser inteligentes, pero no con la inteligencia humana sino con la mente de Cristo. Debemos “cambiar el chip” y ubicarnos en nuestra realidad para llevar a cabo la evangelización. No se trata de nuevas estrategias sino de usar la estrategia del Señor para no desperdiciar las oportunidades que tengamos.

continuará