domingo, 17 de marzo de 2024

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 77° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 77° Parte

Continuación…

Las lenguas que se nombran ya en la vida de la iglesia, no son como nada de estas que se han suscitado en los pasajes vistos, sino unas que son angelicales (no humanas) dadas como un don por el mismo Espíritu a los creyentes y por las cuales Dios les comunica sus misterios, siendo acompañadas por interpretación por el mismo Espíritu para que el misterio o mensaje de Dios sea entendible por todos.

Además dichas lenguas le servían a quien tuviese el don, para edificar su espíritu de manera particular en oración. De ello debemos hablar pues hay que aclarar que se trata de un don que nunca se consideró bíblicamente hablando, como evidencia de la presencia del Espíritu en nadie (valga decir).

Entonces, debemos comprender que las lenguas existentes en las experiencias narradas en Hechos como hemos visto, son humanas (entendibles por algunos de los presentes al producirse) con excepción de las de los últimos que vimos (los 12 hombres) que profetizaron además; en otras palabras, parece ser que tuvieron algo muy cercano a lo que sucedía o sucedería en las iglesias con el tiempo, pues dicha profecía posterior a las lenguas que se nombra aquí se refería a la interpretación de las lenguas que acababan de suscitarse.

Las lenguas que se narran en Corintios como parte de la vida de la iglesia son angélicas o celestiales podríamos decir, cuyo propósito es que no sean entendidas por nadie con el fin de mostrar su sobrenaturalidad y que poseen un mensaje que Dios quería comunicar cuando estaban presentes entre los creyentes.

La interpretación de esas lenguas era imprescindible, de lo contrario su propósito quedaba vacío. Dicha interpretación era otro de los dones del Espíritu a algunos creyentes para que ahora sí pudieran serles de provecho y edificación en sus reuniones.

Continuará…