Doctrinas y prácticas
evangélicas en el ojo del escrutinio. 95° Parte
Continuación…
Así que la labor de esa entidad es efectiva para todo ser vivo en este mundo desde el principio y hasta el final, incluyéndonos. Nos herirá en algún momento, cuando le sea dada la orden de hacerlo y terminaremos nuestro paso por acá. Valga aclarar que no está representado en la biblia como un esqueleto con un manto negro y una hoz en la mano. Eso es producto de la “creatividad” humana.
Alguien podría decir que hay muchas personas que provocan su propia muerte o que esta llega de manera fortuita sin que intervenga ningún ser creado…, pero ¿Quién puede asegurar si no será el toque hiriente o accionar de ese espíritu el que reordena las circunstancias para llevar a la persona a su final? ¿Quién puede negar tajantemente si no es por su toque hiriente que se “rompe” este cuerpo para que finalmente escape la vida que volverá a Dios y nosotros que iremos al lugar que nos toque?
Todos sabemos que estamos vivos, pero nadie puede dar por hecho el próximo instante.
Nuestra existencia aquí puede terminar en cualquier momento estemos conscientes de ello o no, y cuando nuestro cuerpo ya no viva más, nosotros continuaremos vivos y con raciocinio, percibiendo con nuestros sentidos en la próxima etapa. Ahora perteneceremos a esa dimensión eterna.
Seremos plenamente conscientes de que entramos a otra forma de existir; solo que ésta será para siempre en la Luz de Dios o eternamente separados de ella.
Por más oraciones, misas, o rituales que le hagan cuando muera, o le continúen haciendo días, meses o años después, no cambiarán en nada su nueva realidad ni aquello que usted decidió en vida y que fue lo último que tenía cuando le sobrevino la muerte.
Continuará…