Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 114
Continuación...
Hay almas preciosas temerosas de Dios como el eunuco o como Cornelio, que hasta era visitado por ángeles por sus continuas oraciones y corazón sencillo ante el Señor, que no eran parte de la familia de Dios. Solo necesitaban oír el evangelio, creerlo y conscientes de sus pecados bajar a las aguas del bautismo para así ser tomados por el Espíritu de Dios y quedar sellados para salvación.
Personas así requerían ser transformadas en nuevas personas (impresionante). Por ello digo que se debe creer el evangelio para ser cambiados a una nueva especie que ahora tiene la simiente de Dios.
Gente que camina con Él desde el principio de la historia hasta hoy. Gente que se compromete con su Hacedor para vivir en este mundo por su Vida que es la única que vence al mal efectivamente y que tiene nombre: Cristo.
Es gente que va adelante, aunque todos se devuelvan y que creen en su Dios sin importar nada. Son quienes le conocen verdaderamente porque Él les fue revelado por Cristo.
Son los que aman sus mandamientos y viven en este mundo mostrándolos en su vivir de manera natural, sin presión de nada, no hablando de ellos e imponiéndolos a los demás como si se tratara de normas y reglas para cumplir.
Son los que obedecen a Dios, aunque parezca lo más inverosímil, porque su deleite es hacer lo que Dios dice.
Estos caminan por fe, difícil cosa en un mundo en que la realidad se percibe con los ojos y nuestros sentidos naturales, o se piensa que esa es la realidad solo porque se puede palpar.
Estos se saben de otro lugar, no de este mundo. Acá están de paso.
Continuará…