domingo, 27 de julio de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 148

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 148

Continuación...

Así culmina el Plan eterno de Dios no solamente revelando en este mundo a Cristo el Señor nuestro benefactor, sino también a la iglesia que es su compañera.

Siendo Dios, esto no habría sido posible porque Dios es Espíritu y espíritus y carne no pueden mezclarse entre ellos. No existe una carne espiritual ni un espíritu carnal. Lo que sí existe es una carne celestial (cuerpo glorificado) que es el que tendremos luego de nuestro paso por este mundo igual al que tiene Cristo el Señor en este momento.

Esa relación carne-espíritu no se cumple ni siquiera en nosotros porque el espíritu que Dios puso en nosotros jamás se vuelve uno con nuestro cuerpo. Ambos son diferentes. Cada uno tiene un génesis diferente y un destino aparte. Ninguno nos pertenece ni nos representa porque no somos ninguno de ellos.

El espíritu nos fue dado por Dios para dar vida a nuestro cuerpo en este mundo y para que por medio de él nos podamos relacionar con la dimensión espiritual; el cuerpo por su parte nos fue preparado para que habitásemos en él en este mundo y pudiéramos relacionarnos con todo lo material que es este mundo.

El espíritu (la vida) regresará a Dios y el cuerpo (la carne) al polvo. Por supuesto el alma (nosotros) es por lo que el Señor vino a morir y salvar.

Además recordemos lo que dice la Escritura: la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios1° Corintios 15: 50

Ya dilucidamos los conceptos de cuerpo, espíritu y alma ampliamente en esta misma serie de estudios que dicho sea de paso igualmente han sido tan mal comprendidos por siglos.

Continuará…


domingo, 20 de julio de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 147

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 147

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Creer que Jesús no fue Dios en su paso en este mundo, no niega la realidad de su Divinidad la cual tenía antes de venir y las recupera después de partir de este mundo y subió a sentarse a la diestra de Dios siéndole otorgado un Nombre que es sobre todo nombre y Exaltado sobre todas las cosas con Autoridad Suprema. 

Él se despojó de su Divinidad, no de su Señorío.

Ahora, también debemos comprender que cuando el Señor vino a este mundo a hacerse hombre, ingresó a esta dimensión de una forma (humano totalmente), pero regresa al cielo de otra: como el primer ser humano resucitado con Gloria.

Notemos que en su caso al morir, su espíritu no regresa a Dios llevándose su alma al cielo, sino que es llevado a las profundidades de la tierra en su espíritu a cumplir otra de las obras que venía a realizar (Efesios 4: 9 y 10; 1° Pedro 3: 18 y 19). 

Pero después de conmover con Gloria y Poder el Hades, regresa en el espíritu a su cuerpo que yace en el sepulcro hace tres días y resucita. Su cuerpo carnal muerto es absorbido por la vida y resucita en un cuerpo glorificado que reserva ciertas características del primero como las marcas que le infringieron en su muerte.

Así que él es el primer ser humano resucitado con Gloria que ha adquirido un cuerpo glorificado y con poder para resucitar de la misma manera a aquellos que ha redimido. Ellos resucitarán exactamente de la misma forma que él y tendrán también un cuerpo glorificado similar al de él. Ellos son descendientes de él, salidos de él, poseen su misma genética porque son de su misma carne y de sus mismos huesos (la iglesia) (Efesios 5: 29 y 30), lo que los hace totalmente compatibles con él.

La iglesia es de la misma especie que este Cristo que fue a la Cruz (humana) pero que un día resucitará como él (quienes hayan muerto) o juntamente con ellos recibirán un cuerpo glorificado igual al de él (los que vivan en su venida) y podrán relacionarse con Él eternamente.

Continuará…


domingo, 13 de julio de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 146

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 146

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Podemos leer sobre todo esto en la Escritura claramente y no perdernos en interpretaciones vanas que hacen mescolanzas sin fundamento.

Si leemos en Juan 10 (previo al último pasaje al cual hicimos referencia) exactamente en el verso 3, Jesús les dijo a aquellos judíos que el Padre y él eran uno.

Claro, cualquiera podría decir aquí que Jesús esta diciendo que él es Dios, sin embargo, no es eso lo que pretende dejar por sentado, sino lo que el pasaje aclara en lo sucedido: que se trata de que él hace las mismas obras que hace su Padre: 10: 32; y 37 al 38. Y por supuesto la situación que hemos venido hablando en el verso 36. No hay pérdida.

Que Jesús mencione el Salmo 82: 6 en que Dios llama a los hombres dioses (con minúscula), no está avalando necesariamente la existencia de otros dioses fuera de Él, ni creados por Él como dioses, no, sino la manera en que identificó a los que vino su Palabra. Es solo una manera de llamarlos, no de reconocerlos como tal. El pasaje es claro cuando dice que los llamó así y no que los hizo así.

Cantidad de pasajes que declaran la divinidad de Cristo, son sacados de contexto histórico por muchos que no saben ubicar su aplicación.

Dichas declaraciones las cuales son ciertas tal como aparecen en la Palabra, son información que nos da la misma Escritura para que sepamos sin lugar a dudas quién es Él, pero tienen su momento.

Hacerlas reales y definitivas en la persona del Cristo terrenal de hace 2000 años es un error garrafal, porque Él era todo lo Excelso y Glorioso que definen dichas declaraciones antes de venir a la Tierra, y las retomó todas ellas cuando regresó al cielo.    

Continuará…


domingo, 6 de julio de 2025

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 145

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 145

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Recordemos que Jesús no era un hombre cualquiera, era el prototipo de hombre que tenía en Él la esencia Divina (sustancia) que le hacía hijo de Dios en este mundo, más no Dios. Esto jamás lo entendieron los judíos y parece que tampoco la religión por siglos. Nadie en ella hasta el día de hoy lo asimila.

Jesús al decir que era hijo de Dios, no estaba dando por sentado que se hacía a sí mismo Dios (cosa que le impugnaban los judíos según Juan 10: 36), pues nadie por decir que es hijo de su papá lo convierte automáticamente en su padre.

Los judíos no recordaban el hecho de que Adán era hijo de Dios por haber salido de Él y tenía su semilla (cosa que podían saber como lo concluyó y anota el científico (Doctor) e investigador y evangelista bíblico Lucas en su Tratado capítulo 3 verso 38); pero eso no lo hacía Dios, ni Dios pretendió nunca crear a un pequeño Dios humano cuando creó a Adán.

Aún con la esencia de Dios (su semilla), Adán había sido puesto en este mundo como ser humano y tenía todas las posibilidades de pecar, igual a Cristo.

Jesús tampoco es una forma de Dios disminuido aquí. Dios no puede ser disminuido porque entonces ya no sería Dios.

Tener y ser la sustancia de Dios, lo hace descendiente directo de Él como lo fue Adán y a la vez ser totalmente hombre como lo fue. La diferencia es que Adán decidió pecar y por ello se perdió la humanidad, pero este Jesús, aunque tenía toda la posibilidad de pecar como hombre que era, decidió no hacerlo y por ello rescató a los que habían pecado.

Esto es algo que tampoco comprenden los católicos que creen que Jesús no podía pecar. De ser así, era pérdida de tiempo tentarle. Pero Él estaba en un cuerpo capaz de pecar como todos nosotros. ¡Note qué maravilla! Poseer la esencia de Dios en él no le incapacitaba poder pecar.

Continuará…