viernes, 5 de septiembre de 2014

La Pecera - 1° parte de dos



La Pecera - 1° parte de dos
Escrito autóctono

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.”  Gálatas 5: 1

Hace algún tiempo, mientras visitaba a un amigo, me mostró una enorme pecera que mantenía por varios años. Con profunda afición por ese pasatiempo el cual –según me dijo- amerita gran cuidado, me explicó la atención que hay que poner en los tipos de peces que se adquieren pues parece ser que hay algunos especímenes que no se llevan con otros.

Me pareció muy interesante sin duda y por cierto, muy atractiva distracción. Proyecta mucha paz mirar el mundo de los peces de un acuario doméstico. En fin, me instruí bastante conversando con él sobre su experiencia.

Mientras me deleitaba observando cada detalle, de pronto Dios habló a mi corazón sobre ello. Un mundo dentro de otro. Reflexionaba sobre el hecho de que esos peces parecen sentirse muy bien en el ambiente artificial que el ser humano les ha construido. No se miran preocupados por salir de allí. La pecera puede ser un espacio estrecho o amplio desde nuestra perspectiva, pero para los peces, es lo que han conocido desde que nacieron y no existe nada más. Es su único mundo y prácticamente su universo. No se miran nadando con preocupación alguna o chocando contra las paredes de cristal como si sintieran que hay más espacio que el que conocen.

Si pudiésemos comunicarnos con ellos y contarles que existe el lago o el mar, no comprenderían en lo absoluto de lo que les estamos hablando. Están acostumbrados al cautiverio pues nacieron en él aunque tampoco sepan lo que significa estar en cautiverio como tal. Saben que viven allí y eso es todo. Un día morirán sin haber conocido, ni haberse inquietado por que existiera algo más. Allí reciben su alimento de alguna forma que tampoco entienden, obtienen oxígeno, están acompañados con otros peces, nadan tranquilos, se les cambia el agua, no temen depredadores pues no los conocen, la luz estará disponible instantáneamente y a alguna hora ya no estará también de forma instantánea. Todo transcurre con total normalidad es su limitada pero tranquila vida de pecera.

Mientras observaba atentamente todo aquello, el Espíritu de pronto trajo una comparación con nosotros. De hecho también nos acostumbramos al entorno de vida como creyentes en que vivimos porque es todo lo que conocemos, nos enseñaron o hemos aprendido. Nos hacemos naturalmente dependientes de ese ambiente con todas sus limitaciones aunque ni las percibamos. Es nuestra forma de vivir lo que llamamos cristianismo. Si de pronto alguien nos habla de libertad fuera de ese ambiente que conocemos, nos extraña y aún nos produce temor. No lo digerimos porque nos parece absurdo que haya quizá algo más de lo que conocemos. Si se nos dice que inclusive es mayor a lo que conocemos, nos resulta peligroso considerarlo. Si por alguna razón llegásemos a dudar de que aquello que vivíamos como nuestro universo no era el todo, nos podemos llegar a sentir extraños e inadaptados. Casi como una locura. La verdad, preferimos no atrevernos.

Recordé como de niño vivíamos en una zona cercana a un río y algunas veces íbamos en busca de olominas, también conocidas como aluminas o gupis, para improvisar peceras en frascos en nuestras casas. Debíamos colocar una cubierta en los recipientes que les permitiera respirar pero a la vez que no pudieran saltar hacia afuera pues no estaban acostumbradas al cautiverio. En ocasiones, lográbamos traer alguna preñada la cual paría en cautiverio e interesantemente esos pequeños peces se criaban en los frascos y nunca intentaban salirse.

Sí, -me decía el Señor-; no podemos llevar un pez de un ambiente a otro sin que represente un peligro aún para su vida. El que nació en la pecera no sobrevivirá en un entorno libre, pues no sabe cuidarse  a sí mismo ni encontrar alimento por sí solo, además de que será presa fácil para el primer depredador. El silvestre, luchará por su libertad y tratará de recuperarla saltando fuera de donde ha sido puesto.

Continuará…