“…Te invito a mi iglesia…” (Cristianos
reciclados)
2° parte de 3
Escrito autóctono
Continuación…
Pregunto: ¿Qué pasa? ¿Por qué tanta
insistencia? ¿Acaso nos toca llenar la que decimos es nuestra iglesia con otros cristianos, o pretendemos
un grado honorífico dentro de ella por cada desdichado sin fundamento que logramos seducir y traer con nosotros?
Sinceramente esto no ha producido
más que un reciclaje de gente que va de un lugar a otro y muchos se desengañan
o terminan por no creer en nada aislándose sin más ni más. Hemos sido profesionales en vender la idea de
que inclusive existe una iglesia para cada quien, en donde se puede “crecer mejor”
por lo que si la suya no le satisface, busque otra en donde le caliente mejor
el sol y ¡por cierto!, ... "le ofrezco la mía...". Muchos hasta buscan un cierto menú de mensajes que no les confronte con
el pecado pero que sí les asegure el cielo. Una iglesia a la medida. “Confort”
cristiano. Y eso hace la gente.
Así
mismo conozco “iglesias” que por décadas permanecen de igual tamaño,
pero con diferentes miembros. Tan solo unos pocos “fieles” a la manera de
dinosaurios se mantienen allí. Lamentándose porque otros les ganaron a sus
miembros, terminan entonces por llamarse -como para salvar la imagen-,
“iglesias misioneras” pues cambiaron a todos los que pasaron por allí y ahora
son cristianos “maduros” que sirven al Señor en otras iglesias.
¡Qué cuadro! ¡Qué necio e
improductivo juego sin fin!
Otras iglesias de esas, “si
rompieron el cascarón” y tomaron “más provecho” de sus miembros pues no solo
lograron cautivar más sus necesitadas almas, sino que cautivaron de mejor
manera también sus billeteras, lo que les permitió edificar grandes y ostentosos
sitios consagrados que albergan a más personas, sin importar que fuesen cristianos
de otras iglesias. Eso claro está, trajo también mejor nivel económico a sus
líderes principales que disfrutan más de la “bendición de Dios”
“Río revuelto, ganancia de pescadores”
-dice el refrán-. Y como todo, entre uno y otro cristiano que se apropian, se
“enganchan” a algún inconverso.
Lo que digo no es invento; lo viví,
lo miré, continúa ocurriendo y las estadísticas serias de muchas organizaciones
lo confirman. Si preguntas al vecino o al compañero de trabajo, es muy posible
que “haya estado en alguna iglesia cristiana” y quizá hasta fue líder. Quienes
se declaran abiertamente y continúan allí, al menos en nuestro país (Costa
Rica) en los años 80 se hablaba de hasta un 25%, pero hoy casi 40 años después se
retrocedió a un 15%. Como quiera que se vea, tanto trabajo, tantos esfuerzos
hechos, tanta labor “evangelística” y tantos miles de millones de dólares
invertidos, no suben la taza porcentual. Estudios realizados definen que así
como han ingresado personas a las iglesias cristianas, también han desertado por
montones saliéndose por “la puerta de atrás”. De acuerdo a los números, parece
que muchos de esos desertores más bien arrastran tras sí a algunos que se
mantenían dentro repitiendo en gran cantidad de casos una vez más el ciclo. Reciclaje
de personas.
Los “inteligentes” del modelo, saben
“asegurar con candado” la puerta de atrás manteniendo así un poco más la gente,
pero algunos se salen por las ventanas.
En fin, se sigue en la “fiel carrera”
de “te invito a mi iglesia”.
¿Qué pensará Dios de verles sumidos
en esa vagabundería?
No sé, quizá lo que usted y yo
pensamos cuando vemos a las hormigas en un ciclo interminable de sobrevivencia.
Están allí y no nos preocupa si comen o no, si pierden su fila o no. Simplemente
hacen lo que hacen todas las hormigas en el mundo desde la creación y lo
seguirán haciendo hasta que todo acabe.
¿Sabe?, Dios está en su asunto, Dios tiene
su reino, Dios lleva adelante su propósito y terminará su trabajo. Y aunque le
parezca increíble, en ello no está contemplada la figura tradicional de la
iglesia que nosotros los hombres concebimos y es práctica de millones de
cristianos.
¿Seguro que sabe dónde está la
iglesia?
Lo que le diré a continuación le
podría sonar extraño o revelador pero es radical. Por eso le hago de nuevo la
pregunta: ¿puede hallar la iglesia?
Le diré que tan imposible saber su
ubicación y palparla como imposible hallar y tocar la vida que usted posee. La
vida que le asiste y que le permite estar vivo como a cualquier ser humano, está
dentro suyo, en alguna parte, pero ¿puede saber dónde como para que usted u
otra persona pueda atraparla o tocarla literalmente con sus manos?
Continuará…